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SAN PEDRO DE MERIDA: La ley del embudo, para mí lo ancho y para ti lo agudo

Junto a la puta y su garzón, no junto al ladrón.

Junto al camino, no pasa de agraz el racimo.

Jurar como carretero.

Juventud licenciosa, vejez penosa.

La abundancia hace infelices a los ricos.

La amante ama un día, la madre toda la vida.

La astuta raposa borra las pisadas con la cola.

La balanza no distingue el oro del plomo.

La blanda respuesta la ira quiebra, la dura la despierta.

Labrador que labra, no tiene estiletes ni cabras.

La buena lavandera, su camisa la primera.

La buena uva hace buena pasa.

La cabra va por la viña, como hace la madre hace la hija.

La cana engaña, el diente miente, pero la arruga, no cabe duda.

La carta, corta, clara y bien notada.

La casa quemada, acudir con el agua.

La ciática no se cura, con cualquier barata untura.

La compañía en la miseria hace a ésta más llevadera.

La cortesía es de quien la da y no de quien la recibe.

La cuerda se rompe siempre por lo más flojo.

La de los huevos soy yo, dijo la gallina.

La diligencia nunca se quejo de la fortuna.

La enfermedad y el anciano, siempre de la mano.

La juventud del viejo está en el bolsillo.

La leña torcida da fuego recto.

La ley del embudo, para mí lo ancho y para ti lo agudo
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
La liebre que se te ha de ir, cuesta arriba la has de ver ir.