Compramos energía a futuro

LA HABA: En el número 16 de la calle Iglesias, en La Jaba (hoy...

En el número 16 de la calle Iglesias, en La Jaba (hoy calle Hospital núm. 7), vivía Tío Alejo “el de la Carmen de Sergio”. A finales de los cincuenta, cuando yo era mu chiquinino, le recuerdo como el más ajustado predictor del tiempo jabeño en aquellos años. Solía sentarse por las mañanas, y nunca por la noche, en un sillón de bayuncos y madera -probablemente hecho por Antonio “el Banquerillo”- desde el que se quejaba el hombre de dolores en huesos y articulaciones, pero siempre antes de decir dónde le dolía, predecía el tiempo hasta con tres días de antelación: “Mañana se quita el gallego, vendrá el solano y algún trueno vadá por la Lapa porque me duele este costillar derecho,” y así era. Según la parte del cuerpo que le doliera, anunciaba el comportamiento inminente del tiempo: prever que venía la lluvia para él no era ningún secreto: “Pasao mañana van a sonar las canales, porque cómo me duelen las rodillas”. Cuando le dolía la cabeza en agosto se preocupaba mucho, porque anunciaba tormentas mu secas y las viejas de la calle se preparaban pa cantar el Trisagio.

Un día, Tío Alejo se quedó perplejo cuando un “ditero” que venía de Mérida (esta profesión consistía en vender cacharritos de adorno, “dar baratijas a plazos”), trató de vender en la calle unos gallos hechos de barro que traía desde Portugal: “Si el gallo está de color azul, buen tiempo; y si se pone violeta, agua”, decía el charlatán aquel a las sonrientes mujeres del Altozano: y alguna dellas picó, a pesar de que Tío Alejo les reprochaba que el gallo no averiguaría las siestas con remorata, el cambio de solano a gallego, si la tormenta vendría de la Sierra Ortiga o de La Lapa o de dónde coño vendría: todo aquello fue un palo pa él.

Aluego vino Mariano Medina, junto con la televisión, quien desde 1956 prestó un gran servicio, sobre todo a labradores y marineros, por sus magníficas y acertadas predicciones meteorológicas, un buen doctor en Física-Química y campechano comunicador al que antes, en el programa “Cabalgata fin de semana” de la hoy Cadena Ser, le bautizaron como “El hombre del tiempo”. Unos años después, allá por 1967, le acompañaba Eugenio Martín Rubio, otro tío mu listo y todavía más afable por su finísimo humor, porque Mariano era más profesoral: a veces, cuando la pertinaces sequía del Difunto, Eugenio terminaba sus intervenciones televisivas con la promesa de afeitarse el bigotillo si no llovía, y una vez tuvo que cumplirlo porque, aunque llovió, lo hizo con dos días de retraso respecto a su pronóstico: cosa que Tío Alejo, ya fallecido el hombre, no le hubiera perdonado.

Hoy día, qué decir. Llego al pueblo (las últimas dos merendillas lo he hecho con una semana de antelación), y mi amigo Pablo “Carilla” saca el revólver y me alerta y me amenaza: “ Prepara las catiuscas pa los muchachos que Lantigua vastá embarrá”, y se confunde poco. En esto hemos progresao, pero no sé si es bueno porque la Jira está empequeñecida por estas previsiones tan adelantadas. Y aluego, que to hay que decirlo, …….., es que no se hace ni una joía rogativa a nuestra Señora como cuando ejercía el cura aquél al que llamábamos “ Padre Regaliz”, jejeje.

Mu buenas noches a to el jabeñerío,