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LA HABA: A mi modo de ver, “msch”, la Etnografía como rama de...

A mi modo de ver, “msch”, la Etnografía como rama de la Antropología (como ciencia auxiliar de la Historia), está desaprovechada en el mundo de la enseñanza como una nueva Didáctica para despertar en los niños y adolescentes la curiosidad por saber cómo vivieron las generaciones que les precedieron: un espacio de exposición etnográfica sería una manera entretenida de aprender disfrutando, de comprender cómo llegamos a ser lo que somos al observar y razonar cómo fueron nuestros ancestros y, en el mundo de las sensaciones, sería como erigir un monumento a los que -siendo nuestros- ya no están, a esa gente sencilla que con su callado esfuerzo nos dejó un mundo bastante mejor del que encontraron. Porque un héroe, se puede forjar en un instante pero un hombre íntegro, sencillo y cabal, necesita de toda una vida para dejar su impronta: un espacio jabeño que los recordase sería una muestra de cariño hacia ellos. Ese continente puede ubicarse en cualesquiera de los espacios libres que tiene el Ayuntamiento, el coste de mantenimiento se reduciría a los trabajos de limpieza, su custodia lo podría atender un becario o el propio bibliotecario y el contenido correría a cargo de la generosidad jabeña: todos los cachivaches inservibles en los doblaos…., ¡AL ETNOGRÁFICO!

Quién sabe hoy día lo que son las agujas de los tapiales; quién recuerda el porrillo de los machaquines; no sé quién podría explicar qué es un macho pilón; a ver quién nos aclara para qué se utilizaba el corvillo; quién del pueblo podría manufacturar un garlito de juncia; qué función tenía el trío de eslabón, yesca y pedernal; y echándole humor: estudiantes questudiáis en libros asín de gordos, ¿por qué los mulos cagan cuadrao teniendo el culo reondo? En fin, conocer estas cosas despertaría las ansias de saber del jabeñerío actual, le harían preguntar, divertirse, reconocer y aumentar el acervo cultural jabeño (¡SÍ, ESTO ES CULTURA!), mostrar agradecimiento y mantener en su memoria a sus antepasados.

Fotografías antiguas, utensilios de labranza, herramientas antiguas de todos los artesanos, un caballito de cartón u otro juguete cualquiera, una enciclopedia antigua, una papeleta de pan de don Isidoro Blázquez, un reclinatorio de la iglesia, el portabulto de una “Supercil”, los fusiles de madera que había en la Hermandad, jejeje, la “Hispano-Olivetti” que tecleaba don Victoriano Reyes, la vacía de latón para “bañar” del maestro Ricardo, la “plomá” de “Plomache”, el sombrero del guarda de la “Babaza”….., tantas cosas. Todo ello resucitaría el jabeñerío que ya es historia, y la Historia misma.

Mu buenas noches a to el jabañerío.