Para los que pasan del medio centenar de años, y otros muchos de las seis décadas (en los que me encuentro) los guateques representan un recuerdo imborrable en nuestras vidas, difícil de olvidar. Volviendo con el juego de las canciones guatequeras de la época, quien no recuerda como empezaban y como terminaban los guateques.
Empezábamos dando “brincos” muy “flamencos” con un “sorbito….” al cubata, (que no champán) no estábamos “borrachos” pero ardíamos en deseos de encontrar a nuestra “Lola” para darle “el primer beso”. En esos momentos pensábamos que era “mejor” no desesperar, no pensar en que “nadie te quiere ya” y mucho menos recordar el ultimo desamor, cuando alguien te dijo adiós. Pasados esos recuerdos melancólicos, nos olvidábamos de todo y empezábamos a gritar “que se mueran los feos” y hasta pedíamos una “escoba” para barrer no sabíamos que, pero lo que si queríamos era hacer realidad lo que machaconamente nos repetían los bafles “los chicos con las chicas.”
Ya estábamos cansados de que alguien no dijera que su “calle” era especial, otro que tenia una “moto”, lo que queríamos era ya escuchar a la “mamy”
Pasado el primer sofoco, y el primer cubata, pedimos a gritos “sacar el Whisky a Cheli” por que alguien muy pesao nos repetía que el negro es negro, joder ya lo sabíamos, como también sabíamos que “nunca llueve en el sur de California”, y lo que era “un rayo de sol” que para eso no necesitamos “formulas” ni ser muy “bravos” como tampoco ser “rebeldes”, queríamos ser “relámpagos” al cambio de escenario, esperando el disparo de salida como unos “canarios” esperan su libertad.
Se acabó de dar brincos y gritos, (lo que nuestros padres describirían como hacer el indio) y llegó lo que todos y todas estábamos esperando, la calma, la luz tenue, el silencio, el vaso en la barra, el recorrido, y el susurro.
Empezamos a pensar e imaginar que “la noche” era propicia para poner “las manos en tu cintura” a quien lo tuviera a bien. El sobrao de turno decía, si “es muy fácil” y la mayoría le respondía lo mismo; “cuéntame”.
En algún lugar (muy poquitos) un francés nos hizo escuchar los susurros de una voz bajita pero muy profunda para no dormir en toda la noche con `”je t’aime”. Sin olvidar a “Aline” otra francesita imaginaria en nuestras inocentes mentes. Otra mitad Británica mitad Española nos decía que el mundo la había hecho “rebelde” una española entera nos decía que los “amores” iban y venían como las olas del mar. De Argentina vino a decirnos otro, lo que era “la felicidad” y por eso tenia “el corazón contento” hasta que se emborrachó con “la chevecha”.
No queríamos que se acabara, pero alguien siempre nos recordaba que “todo tiene su fin”
Al acabar como bien dice Leganes, algunos y algunas subían al cielo sin escaleras, no sin antes pasar la “noche en blanco… satén”, soñando despierto o despierta. Al día siguiente la realidad te descubría que ese sueño te había engañado.
En mi caso no hubo ni canarios ni doblaos, hubo dragones y cañas, pero al fin al cabo es lo mismo.
Perdonar los más jóvenes estas simplerias, era toda nuestra relación libre con el genero opuesto, un a época en la cual, cada uno, (chicos y chicas) iban en direcciones contrarias.
Saludos para todos
Empezábamos dando “brincos” muy “flamencos” con un “sorbito….” al cubata, (que no champán) no estábamos “borrachos” pero ardíamos en deseos de encontrar a nuestra “Lola” para darle “el primer beso”. En esos momentos pensábamos que era “mejor” no desesperar, no pensar en que “nadie te quiere ya” y mucho menos recordar el ultimo desamor, cuando alguien te dijo adiós. Pasados esos recuerdos melancólicos, nos olvidábamos de todo y empezábamos a gritar “que se mueran los feos” y hasta pedíamos una “escoba” para barrer no sabíamos que, pero lo que si queríamos era hacer realidad lo que machaconamente nos repetían los bafles “los chicos con las chicas.”
Ya estábamos cansados de que alguien no dijera que su “calle” era especial, otro que tenia una “moto”, lo que queríamos era ya escuchar a la “mamy”
Pasado el primer sofoco, y el primer cubata, pedimos a gritos “sacar el Whisky a Cheli” por que alguien muy pesao nos repetía que el negro es negro, joder ya lo sabíamos, como también sabíamos que “nunca llueve en el sur de California”, y lo que era “un rayo de sol” que para eso no necesitamos “formulas” ni ser muy “bravos” como tampoco ser “rebeldes”, queríamos ser “relámpagos” al cambio de escenario, esperando el disparo de salida como unos “canarios” esperan su libertad.
Se acabó de dar brincos y gritos, (lo que nuestros padres describirían como hacer el indio) y llegó lo que todos y todas estábamos esperando, la calma, la luz tenue, el silencio, el vaso en la barra, el recorrido, y el susurro.
Empezamos a pensar e imaginar que “la noche” era propicia para poner “las manos en tu cintura” a quien lo tuviera a bien. El sobrao de turno decía, si “es muy fácil” y la mayoría le respondía lo mismo; “cuéntame”.
En algún lugar (muy poquitos) un francés nos hizo escuchar los susurros de una voz bajita pero muy profunda para no dormir en toda la noche con `”je t’aime”. Sin olvidar a “Aline” otra francesita imaginaria en nuestras inocentes mentes. Otra mitad Británica mitad Española nos decía que el mundo la había hecho “rebelde” una española entera nos decía que los “amores” iban y venían como las olas del mar. De Argentina vino a decirnos otro, lo que era “la felicidad” y por eso tenia “el corazón contento” hasta que se emborrachó con “la chevecha”.
No queríamos que se acabara, pero alguien siempre nos recordaba que “todo tiene su fin”
Al acabar como bien dice Leganes, algunos y algunas subían al cielo sin escaleras, no sin antes pasar la “noche en blanco… satén”, soñando despierto o despierta. Al día siguiente la realidad te descubría que ese sueño te había engañado.
En mi caso no hubo ni canarios ni doblaos, hubo dragones y cañas, pero al fin al cabo es lo mismo.
Perdonar los más jóvenes estas simplerias, era toda nuestra relación libre con el genero opuesto, un a época en la cual, cada uno, (chicos y chicas) iban en direcciones contrarias.
Saludos para todos