No sé quién eres, seguro que te conozco, pero no importa. Si te sirve te diré que, aunque no creo haber hablado ni dos palabras con el malogrado hombre al que honras con tu poema, si hay algo que me da asco, me enerva y activa mi lado salvaje es la censura. Y da igual la institución, el medio u organismo de quien provenga, yo he tenido algún problema en esa aspecto que el juez, con buen criterio, ni siquiera a tenido a bien admitir a trámite, amparándome mi libertad de expresión y acreditaciones de prensa.
Del tema no conozco nada más que lo que tú expones, me gustaría conocer la explicación de la otra parte, que supongo que algo nos dirán. No creo que el diferente pensamiento ideológico pueda ni deba ser exhibido como una coartada o excusa para activar un mecanismo tan siniestro como la censura. Si se confirma que esto es así, me tendrás siempre a tu lado, y no es que yo comulgue, precisamente, con la doctrina política de tu difunto amigo, más que nada porque han traicionado y pisoteado todos los valores y principios que deben regir en una sociedad decente. Pero una cosa es la diversidad de creencias y opiniones, y otra la coacción de una libertad individual y colectiva a la que todos tenemos derecho.
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