-El luto, hasta bien superado el
ecuador del siglo pasado, era una expresión formal y externa de duelo, reconocimiento y afecto a la persona finada. Sin estar escrito, el luto se sometía a unas reglas tácitas que se cumplían como verdaderas leyes. Así, por poner un ejemplo, una viuda
joven debía guardarlo durante siete años: “Uno, de recibo; otro, de consuelo; tres de recuerdo y dos de alivio”; y si en el discurrir de este tiempo alguien la pretendía y se formalizaba matrimonio en segundas nupcias,
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