ULTIMO MENSAJE, POR MI PARTE, PARA S.F.V.:
Puedes tener la completa seguridad de que esta será la última vez que me dirija a tí, más que nada porque mi tiempo no merece la pena dedicárselo a ¿personas? como tu.
De entrada, me llama mucho la atención de que a pesar de lo orgulloso que pareces sentirte de tí mismo te ocultes bajo unas iniciales. Si te ocultas por algo será. Yo tengo la costumbre de dar siempre la cara, para lo bueno y para lo malo. Creo que no debes estar muy seguro de ti mismo cuando recurres a artimañas como esta.
No tengo más remedio que darte la razón en lo que sugieres a cerca de mi juventud. No me cabe la menor duda de que eres mucho más joven que yo, pero gracias al hecho de haber ejercitado el cerebro durante más años que tu y no necesitar, para sentirme bien y encontrarme conmigo misma, consumir alcohol ni "volar", como tu dices, opino que mi salud mental y la tuya no admiten comparación. Mi suegro, al que seguramente conoces, tiene ahí en Codosera unos cochinos que no llegan al año. No por ser tan jóvenes son más personas, más inteligentes ni más felices que yo. Pienso por ello que la juventud es un patrimonio que cada uno administra como quiere, puede o Dios le da a entender. Prometo, después de hoy, no volver a robarte más de ese precioso tiempo que tu empleas en cuestiones tan edificantes como las que con tanto ahinco defiendes.
Tampoco quiero seguir hablando contigo porque estoy en la seguridad de que no lo haríamos jamás de tu a tu (uno de los dos tiene más cerebro que el otro, o por lo menos lo utiliza mejor ¿sabes quién?).No voy tampoco a descalificarte. De eso te encargas tu solito mejor que nadie con lo que dices y como lo dices. Cuando era pequeña, mis padres me compraron en la tienda de Pedro Sixte un librito de ortografía que aún conservo. Con él, aprendimos a escribir y a saber expresarnos muchos de los de mi generación. Por desgracia, la tienda de Pedro Sixte cerró hace ya muchos años, pero estos libritos u otros similares están al alcance de cualquiera que tenga interés en aprender a escribir, como celebraría mucho que fuera tu caso. Por ello pienso que deberías dedicar aunque fueran sólo unas perrinas a comprarte un lbro de ortografía y urbanidad. Dedica algo del dinero que ganas (o del que te dan tus padres, porque me da la impresión de que con tus entendederas te debe resultar muy difícil ganarte la vida por ti solito) en comprarlo. Si no lo encuentras, yo te mando uno. Despues, y como ejercicio de aplicación, podrías escribir algo para la Revista de Ferias de La Codosera o incluso una nueva historia de nuestro pueblo en la que podrías hablar de ti mismo, de la Farlopa y de la Quincalla, incluyendo alguna fotografía de vuestros mejores momentos.¡Algo así no tendría precio!.
Continúa así, muchachito. Refúgiate en el "pareón", el "geró", la "esterquera de Galache" o bajo la sombra del reloj del Ayuntamiento.Ponle letra a la encantadora melodía que produce el ruido de las motos, sácale punta a las señales de tráfico, pinta de colores el agua de los charcos o ponte un campanillo en el pescuezo y te vas entrenando para correr la Aleluya el año que viene, pero hazlo todo, por favor, sin molestar a tus vecinos.
Que sigas siendo tan cutremente feliz y que cumplas muchos años, tantos como "vuelos" seas capaz de pegarte. Personas así son las que aseguran el futuro de muchos profesionales sanitarios. A pesar de todo te admiro, como admiro todo lo paranormal o cualquier otra cosa que se salga de la lógica de un cerebro medianamente humano.
Tuya afectísima, y también de la Quincalla y la Farlopa, María Jacinta Cordero.
P.de.: Desconecto de tí para siempre. Por lo tanto no te molestes en contestarme.
Puedes tener la completa seguridad de que esta será la última vez que me dirija a tí, más que nada porque mi tiempo no merece la pena dedicárselo a ¿personas? como tu.
De entrada, me llama mucho la atención de que a pesar de lo orgulloso que pareces sentirte de tí mismo te ocultes bajo unas iniciales. Si te ocultas por algo será. Yo tengo la costumbre de dar siempre la cara, para lo bueno y para lo malo. Creo que no debes estar muy seguro de ti mismo cuando recurres a artimañas como esta.
No tengo más remedio que darte la razón en lo que sugieres a cerca de mi juventud. No me cabe la menor duda de que eres mucho más joven que yo, pero gracias al hecho de haber ejercitado el cerebro durante más años que tu y no necesitar, para sentirme bien y encontrarme conmigo misma, consumir alcohol ni "volar", como tu dices, opino que mi salud mental y la tuya no admiten comparación. Mi suegro, al que seguramente conoces, tiene ahí en Codosera unos cochinos que no llegan al año. No por ser tan jóvenes son más personas, más inteligentes ni más felices que yo. Pienso por ello que la juventud es un patrimonio que cada uno administra como quiere, puede o Dios le da a entender. Prometo, después de hoy, no volver a robarte más de ese precioso tiempo que tu empleas en cuestiones tan edificantes como las que con tanto ahinco defiendes.
Tampoco quiero seguir hablando contigo porque estoy en la seguridad de que no lo haríamos jamás de tu a tu (uno de los dos tiene más cerebro que el otro, o por lo menos lo utiliza mejor ¿sabes quién?).No voy tampoco a descalificarte. De eso te encargas tu solito mejor que nadie con lo que dices y como lo dices. Cuando era pequeña, mis padres me compraron en la tienda de Pedro Sixte un librito de ortografía que aún conservo. Con él, aprendimos a escribir y a saber expresarnos muchos de los de mi generación. Por desgracia, la tienda de Pedro Sixte cerró hace ya muchos años, pero estos libritos u otros similares están al alcance de cualquiera que tenga interés en aprender a escribir, como celebraría mucho que fuera tu caso. Por ello pienso que deberías dedicar aunque fueran sólo unas perrinas a comprarte un lbro de ortografía y urbanidad. Dedica algo del dinero que ganas (o del que te dan tus padres, porque me da la impresión de que con tus entendederas te debe resultar muy difícil ganarte la vida por ti solito) en comprarlo. Si no lo encuentras, yo te mando uno. Despues, y como ejercicio de aplicación, podrías escribir algo para la Revista de Ferias de La Codosera o incluso una nueva historia de nuestro pueblo en la que podrías hablar de ti mismo, de la Farlopa y de la Quincalla, incluyendo alguna fotografía de vuestros mejores momentos.¡Algo así no tendría precio!.
Continúa así, muchachito. Refúgiate en el "pareón", el "geró", la "esterquera de Galache" o bajo la sombra del reloj del Ayuntamiento.Ponle letra a la encantadora melodía que produce el ruido de las motos, sácale punta a las señales de tráfico, pinta de colores el agua de los charcos o ponte un campanillo en el pescuezo y te vas entrenando para correr la Aleluya el año que viene, pero hazlo todo, por favor, sin molestar a tus vecinos.
Que sigas siendo tan cutremente feliz y que cumplas muchos años, tantos como "vuelos" seas capaz de pegarte. Personas así son las que aseguran el futuro de muchos profesionales sanitarios. A pesar de todo te admiro, como admiro todo lo paranormal o cualquier otra cosa que se salga de la lógica de un cerebro medianamente humano.
Tuya afectísima, y también de la Quincalla y la Farlopa, María Jacinta Cordero.
P.de.: Desconecto de tí para siempre. Por lo tanto no te molestes en contestarme.