Ratiño: Mi nombre no es Carmelo de la misma manera que el tuyo no es Ratiño. Creo que es suficiente con que cada uno tengamos un nombre, verdadero o supuesto, para identificarnos. Así, tu seguiras siendo Ratiño (hasta que te apetezca) y yo seré Carmelo. Me resultan muy simpáticos tus comentarios. Continúa contandonos tus excursiones arqueológicas. Seguro que tienes muchas anecdotas para referirnos. Un abrazo, paisano.
Carmelo.
Carmelo.