Cuando llegábamos a la
puerta de un zambombeo, una cuadrilla de
amigos varones, formando lo que podríamos llamar un
coro de campanilleros, porque seguramente allí estaba la novia o pretendida de alguno de los grupo, cantábamos:
A tu puerta hemos llegado
400 en cuadrilla,
A tu puerta hemos llegado
400 en cuadrilla,
Si quieres que te cantemos,
Saca 400 sillas.
Pepe del alma vámonos,
A la rivera donde no,
Donde naciste cara morena,
Coje la manta y vámonos.
Y entonces, nos respondían desde
... (ver texto completo)