Las innovaciones introducidas con respecto a la Biblia Políglota Complutense y, más aún, en relación con la Vulgata, levantaron los recelos de la Inquisición, y fue denunciada por
León de Castro, si bien pudo ser finalmente editada en Amberes en 1572. La recopilación estaba compuesto por el texto sagrado en hebreo, griego, arameo y latín.