Así son las cosas...
Un hombre vuelve de un viaje de negocios, un día más temprano de lo previsto.
Es tarde y toma un taxi.
Cuando está llegando a su casa le pregunta al chofer si quiere ser
testigo de lo que
va a encontrar, ya que piensa que su mujer lo engaña y que en este
momento está con su amante.
El chofer acepta ser testigo, a cambio de 100 euros.
Entran sin hacer ruido, abren silenciosamente la puerta del
dormitorio, el marido enciende la luz y corre de un tirón las sábanas
de la cama.
Y tal como lo imaginaba descubre a ambos, mujer y amante a galope tendido.
Fuera de sí saca su pistola y coloca el cañón en la sien del amante,
pero la mujer grita:
-No, no dispares, no dispares por favor! Te mentí! ¡Nunca recibí una
herencia de mi tía!
Fue él quien pagó el todoterreno que te regalé, nuestro yate, también
nuestra casa en el lago, nuestras vacaciones y el colegio de los
niños. ¡Hasta paga nuestros gastos!
El marido, fuertemente impactado por esa revelación, baja la pistola,
se vuelve hacia el taxista y le pregunta: - ¿Y Ud. en mi lugar, qué
haría?
-Yo volvería a taparlo rápidamente, no sea cosa que se resfríe.
Un hombre vuelve de un viaje de negocios, un día más temprano de lo previsto.
Es tarde y toma un taxi.
Cuando está llegando a su casa le pregunta al chofer si quiere ser
testigo de lo que
va a encontrar, ya que piensa que su mujer lo engaña y que en este
momento está con su amante.
El chofer acepta ser testigo, a cambio de 100 euros.
Entran sin hacer ruido, abren silenciosamente la puerta del
dormitorio, el marido enciende la luz y corre de un tirón las sábanas
de la cama.
Y tal como lo imaginaba descubre a ambos, mujer y amante a galope tendido.
Fuera de sí saca su pistola y coloca el cañón en la sien del amante,
pero la mujer grita:
-No, no dispares, no dispares por favor! Te mentí! ¡Nunca recibí una
herencia de mi tía!
Fue él quien pagó el todoterreno que te regalé, nuestro yate, también
nuestra casa en el lago, nuestras vacaciones y el colegio de los
niños. ¡Hasta paga nuestros gastos!
El marido, fuertemente impactado por esa revelación, baja la pistola,
se vuelve hacia el taxista y le pregunta: - ¿Y Ud. en mi lugar, qué
haría?
-Yo volvería a taparlo rápidamente, no sea cosa que se resfríe.