SU VIDA 2
1820
Al producirse en 1820 el triunfo de los liberales, Gallardo regresó a Madrid y fue repuesto en su antiguo empleo de bibliotecario de las Cortes.
1823
En 1823 Gallardo regresó a Cádiz al producirse la reacción absolutista. Al año siguiente marchó a Sevilla, donde fue detenido y encarcelado. Al estallar en Sevilla un tumulto popular reaccionario, perdió sus escritos literarios, filológicos y bibliográficos, entre ellos una Historia del teatro español y un Diccionario de la lengua castellana con más de 150.000 papeletas.
Posteriormente fue desterrado a Chiclana y luego a Castro del Río. Durante su destierro escribió la mayor parte de su poesía y publicó artículos en el Diario Mercantil de Cádiz y en la revista Cartas Españolas. Su publicación más importante en estos años fue el folleto Cuatro palmetazos bien plantados a los gaceteros de Bayona, los gaceteros eran Reinoso, Lista y Miñano, a los que Gallardo acusa de afrancesados y galicistas.
1828
Mencionar a Gallardo es dar el nombre del príncipe de los bibliógrafos españoles, pero Gallardo cultivó también la poesía, aunque sin pretensiones de poeta, y sólo como pasatiempo y diversión. Compuso numerosas poesías, de carácter satírico o de tipo fundamentalmente lírico, como la tempranamente romántica Blanca Flor (Canción romántica), poema compuesto en 1828. La composición es un acierto y una de sus estrofas, dice así: “Otro día, a la alborada, / me cantará esta canción: / “ ¿Dónde estás, la blanca niña, / blanco de mi corazón?”.
Como escritor destacó por sus versos mordaces y artículos polémicos que le valió la enemistad de muchos literatos de la época. Desde clásicos reacciona contra el gusto neoclasicista del momento y ejerce gran influencia sobre críticos como Durán o La Barrera.
1834
En 1834 fue elegido diputado por la provincia de Badajoz. Con Letras de cambio (1834), inauguró un género crítico en el que después destacarían Clarín y el primer Azorín.
Recobró por segunda vez su empleo y publicó uno de sus más famosos folletos satíricos; Las letras, letras de cambio a los mercachifles literarios: Estrenas y aguinaldos. Del Bachiller Tomé Lobar, dirigido contra el ministro Burgos, jefe supremo de la policía.
1835
En 1835 inició las ocho entregas de su serie El Criticón, importantes estudios sobre literatura española donde, entre otras cuestiones, rebatió la superchería de un presunto Buscapié compuesto por Miguel de Cervantes.
1837
En 1837 fue elegido diputado. Al cesar de este cargo y en el de bibliotecario, que había sido suprimido, se retiró a su finca “La Alberquilla”, en la provincia de Toledo. Allí reunió todos los libros que tenía dispersos. La muerte sorprendió a Gallardo en una de sus excursiones bibliográficas.
1852
Sabedor de la existencia de algunos libros raros en Alcoy, se dirigió a dicha ciudad, donde falleció el 14 de septiembre de 1852.
Fiel a sus orígenes, fue un liberal republicano y anticlerical hasta el fin de sus días, bibliófilo apasionado y aun bibliómano (se le acusó frecuentemente de ladrón de libros). Literariamente le atrajo el Romanticismo y cultivó un estilo algo amanerado a causa de su amor por los arcaísmos y las antigüedades castizas del lenguaje.
Se destacó como periodista satírico ya durante el periodo de las Cortes de Cádiz y compuso numerosos folletos (se han contado por lo menos unos noventa) para atacar a los políticos tradicionalistas o amantes de las componendas. Su mayor aportación a los estudios bibliográficos españoles es su Ensayo de una Biblioteca española de libros raros y curiosos, obra que se comenzó a publicar en 1863 con los materiales que Gallardo dejó a su muerte y que fueron ordenados por Sancho Rayón y Zarco del Valle.
De este Ensayo aparecieron cuatro volúmenes, los dos últimos dirigidos por Marcelino Menéndez Pelayo. Bartolomé José Gallardo ejerció un poderoso influjo sobre la crítica literaria de su tiempo, especialmente sobre Manuel Durán y Cayetano Alberto de la Barrera; en este terreno valoró sobre todo la fundamentación histórica del conocimiento de la literatura.
De manera póstuma apareció el Ensayo de una Biblioteca Española de libros raros y curiosos (1863-1889) en 4 volúmenes, catálogo de escritores españoles ilustrado con textos infrecuentes. La obra suplía la pérdida de materiales, ocurrida en 1823.
Por su afición bibliográfica dejó al morir gran cantidad de papeletas que, ordenadas por Sancho Rayón y Zarco del Valle, formaron el Ensayo de una Biblioteca de libros raros y curiosos, aún hoy de utilidad.
Las papeletas de Gallardo pasaron a Menéndez Pelayo a través de Zarco del Valle quien, juntamente con Sancho Rayón (como hemos dicho anteriormente), había publicado los dos primeros tomos del Ensayo de una Biblioteca de libros raros y curiosos. Menéndez Pelayo intervino en la publicación de los tomos 3º y 4º y al terminar la impresión quedaron en su poder las papeletas preparadas para un 5º volumen (que no se llegó a publicar), así como otras notas y papeles.
1820
Al producirse en 1820 el triunfo de los liberales, Gallardo regresó a Madrid y fue repuesto en su antiguo empleo de bibliotecario de las Cortes.
1823
En 1823 Gallardo regresó a Cádiz al producirse la reacción absolutista. Al año siguiente marchó a Sevilla, donde fue detenido y encarcelado. Al estallar en Sevilla un tumulto popular reaccionario, perdió sus escritos literarios, filológicos y bibliográficos, entre ellos una Historia del teatro español y un Diccionario de la lengua castellana con más de 150.000 papeletas.
Posteriormente fue desterrado a Chiclana y luego a Castro del Río. Durante su destierro escribió la mayor parte de su poesía y publicó artículos en el Diario Mercantil de Cádiz y en la revista Cartas Españolas. Su publicación más importante en estos años fue el folleto Cuatro palmetazos bien plantados a los gaceteros de Bayona, los gaceteros eran Reinoso, Lista y Miñano, a los que Gallardo acusa de afrancesados y galicistas.
1828
Mencionar a Gallardo es dar el nombre del príncipe de los bibliógrafos españoles, pero Gallardo cultivó también la poesía, aunque sin pretensiones de poeta, y sólo como pasatiempo y diversión. Compuso numerosas poesías, de carácter satírico o de tipo fundamentalmente lírico, como la tempranamente romántica Blanca Flor (Canción romántica), poema compuesto en 1828. La composición es un acierto y una de sus estrofas, dice así: “Otro día, a la alborada, / me cantará esta canción: / “ ¿Dónde estás, la blanca niña, / blanco de mi corazón?”.
Como escritor destacó por sus versos mordaces y artículos polémicos que le valió la enemistad de muchos literatos de la época. Desde clásicos reacciona contra el gusto neoclasicista del momento y ejerce gran influencia sobre críticos como Durán o La Barrera.
1834
En 1834 fue elegido diputado por la provincia de Badajoz. Con Letras de cambio (1834), inauguró un género crítico en el que después destacarían Clarín y el primer Azorín.
Recobró por segunda vez su empleo y publicó uno de sus más famosos folletos satíricos; Las letras, letras de cambio a los mercachifles literarios: Estrenas y aguinaldos. Del Bachiller Tomé Lobar, dirigido contra el ministro Burgos, jefe supremo de la policía.
1835
En 1835 inició las ocho entregas de su serie El Criticón, importantes estudios sobre literatura española donde, entre otras cuestiones, rebatió la superchería de un presunto Buscapié compuesto por Miguel de Cervantes.
1837
En 1837 fue elegido diputado. Al cesar de este cargo y en el de bibliotecario, que había sido suprimido, se retiró a su finca “La Alberquilla”, en la provincia de Toledo. Allí reunió todos los libros que tenía dispersos. La muerte sorprendió a Gallardo en una de sus excursiones bibliográficas.
1852
Sabedor de la existencia de algunos libros raros en Alcoy, se dirigió a dicha ciudad, donde falleció el 14 de septiembre de 1852.
Fiel a sus orígenes, fue un liberal republicano y anticlerical hasta el fin de sus días, bibliófilo apasionado y aun bibliómano (se le acusó frecuentemente de ladrón de libros). Literariamente le atrajo el Romanticismo y cultivó un estilo algo amanerado a causa de su amor por los arcaísmos y las antigüedades castizas del lenguaje.
Se destacó como periodista satírico ya durante el periodo de las Cortes de Cádiz y compuso numerosos folletos (se han contado por lo menos unos noventa) para atacar a los políticos tradicionalistas o amantes de las componendas. Su mayor aportación a los estudios bibliográficos españoles es su Ensayo de una Biblioteca española de libros raros y curiosos, obra que se comenzó a publicar en 1863 con los materiales que Gallardo dejó a su muerte y que fueron ordenados por Sancho Rayón y Zarco del Valle.
De este Ensayo aparecieron cuatro volúmenes, los dos últimos dirigidos por Marcelino Menéndez Pelayo. Bartolomé José Gallardo ejerció un poderoso influjo sobre la crítica literaria de su tiempo, especialmente sobre Manuel Durán y Cayetano Alberto de la Barrera; en este terreno valoró sobre todo la fundamentación histórica del conocimiento de la literatura.
De manera póstuma apareció el Ensayo de una Biblioteca Española de libros raros y curiosos (1863-1889) en 4 volúmenes, catálogo de escritores españoles ilustrado con textos infrecuentes. La obra suplía la pérdida de materiales, ocurrida en 1823.
Por su afición bibliográfica dejó al morir gran cantidad de papeletas que, ordenadas por Sancho Rayón y Zarco del Valle, formaron el Ensayo de una Biblioteca de libros raros y curiosos, aún hoy de utilidad.
Las papeletas de Gallardo pasaron a Menéndez Pelayo a través de Zarco del Valle quien, juntamente con Sancho Rayón (como hemos dicho anteriormente), había publicado los dos primeros tomos del Ensayo de una Biblioteca de libros raros y curiosos. Menéndez Pelayo intervino en la publicación de los tomos 3º y 4º y al terminar la impresión quedaron en su poder las papeletas preparadas para un 5º volumen (que no se llegó a publicar), así como otras notas y papeles.
SU GRAN OBRA:
DICCIONARIO CRITICO-BURLESCO
Éste es uno de los libros más malditos de la historia de la literatura española. Publicado por primera vez en 1812, en el Cádiz de las Cortes, la sátira mordaz, agudísima y desenfadada que se hace en sus páginas de las ideas fundamentales del oscurantismo español provocó las iras de los reaccionarios, que consiguieron que se recogiese la obra y se encerrase a su autor en la cárcel, mientras ocho obispos publicaban una pastoral colectiva para condenarlo. La persecución contra Gallardo y el «Diccionario crítico-burlesco» no ha cejado desde entonces. Menéndez Pelayo lo descalificó como «impío y atrocísimo libelo», escrito para «el vulgacho liberal», y Pedro Sainz Rodríguez no se atrevió en 1928 a incluirlo en su edición de las «Obras escogidas» de Gallardo. Se cumplen en 1993 ciento cincuenta años desde que se hizo la última edición de este libro, que resulta hoy inencontrable. Ha parecido, por ello, conveniente ponerlo al alcance de los lectores de hoy en una edición facsímil para que tengan oportunidad de juzgar por su cuenta esta obra maestra de la sátira, llena de pasión por la libertad.
DICCIONARIO CRITICO-BURLESCO
Éste es uno de los libros más malditos de la historia de la literatura española. Publicado por primera vez en 1812, en el Cádiz de las Cortes, la sátira mordaz, agudísima y desenfadada que se hace en sus páginas de las ideas fundamentales del oscurantismo español provocó las iras de los reaccionarios, que consiguieron que se recogiese la obra y se encerrase a su autor en la cárcel, mientras ocho obispos publicaban una pastoral colectiva para condenarlo. La persecución contra Gallardo y el «Diccionario crítico-burlesco» no ha cejado desde entonces. Menéndez Pelayo lo descalificó como «impío y atrocísimo libelo», escrito para «el vulgacho liberal», y Pedro Sainz Rodríguez no se atrevió en 1928 a incluirlo en su edición de las «Obras escogidas» de Gallardo. Se cumplen en 1993 ciento cincuenta años desde que se hizo la última edición de este libro, que resulta hoy inencontrable. Ha parecido, por ello, conveniente ponerlo al alcance de los lectores de hoy en una edición facsímil para que tengan oportunidad de juzgar por su cuenta esta obra maestra de la sátira, llena de pasión por la libertad.