Arquitectura Popular de Campanario
Además de las viviendas nobiliarias, símbolos y representantes de las clases sociales más pudientes, destacan en la localidad numerosos ejemplos de arquitectura popular sencilla, que a su vez, refleja la faceta funcional de una localidad tradicionalmente dedicada a labores agrícolas y ganaderas.
La vivienda típica de Campanario se caracteriza por su sobriedad constructiva y estructura interior, que salvando alguna particularidad, responde a un modelo común erigido básicamente con mampostería, tapial y adobe. Suelen ser obras de dos plantas, una baja y sobre ella el doblado, destinado a guardar aparejos de labranza y trabajo. Las dependencias interiores se organizan a ambos lados del pasillo que comunica la puerta de entrada con el corral y cuadras de la parte trasera. Dependiendo de las dimensiones de la casa, puede o no estar dividida en tramos o naves, las más antiguas sin separación de espacios y con techumbres formadas con vigas de madera (troncos de árboles), caña y teja árabe encima; las más recientes, con bóvedas de cañón o aristas separadas por arcos que configuran las naves.
Ejemplos de estas primeras, ya en peligro de extinción, aún se conservan en el “Barrio de los Olivos” y otras calles de la periferia menos remodelada de la localidad.
Las fachadas, todas ellas enlodadas, presentan dos divisiones, una superior encalada y otra inferior marcada por el zócalo característico de las poblaciones del llano. A ambos lados de la puerta de entrada, se abren pequeños vanos que iluminan las dependencias interiores, aunque no es extraño que carezcan de éstos.
Además de las viviendas nobiliarias, símbolos y representantes de las clases sociales más pudientes, destacan en la localidad numerosos ejemplos de arquitectura popular sencilla, que a su vez, refleja la faceta funcional de una localidad tradicionalmente dedicada a labores agrícolas y ganaderas.
La vivienda típica de Campanario se caracteriza por su sobriedad constructiva y estructura interior, que salvando alguna particularidad, responde a un modelo común erigido básicamente con mampostería, tapial y adobe. Suelen ser obras de dos plantas, una baja y sobre ella el doblado, destinado a guardar aparejos de labranza y trabajo. Las dependencias interiores se organizan a ambos lados del pasillo que comunica la puerta de entrada con el corral y cuadras de la parte trasera. Dependiendo de las dimensiones de la casa, puede o no estar dividida en tramos o naves, las más antiguas sin separación de espacios y con techumbres formadas con vigas de madera (troncos de árboles), caña y teja árabe encima; las más recientes, con bóvedas de cañón o aristas separadas por arcos que configuran las naves.
Ejemplos de estas primeras, ya en peligro de extinción, aún se conservan en el “Barrio de los Olivos” y otras calles de la periferia menos remodelada de la localidad.
Las fachadas, todas ellas enlodadas, presentan dos divisiones, una superior encalada y otra inferior marcada por el zócalo característico de las poblaciones del llano. A ambos lados de la puerta de entrada, se abren pequeños vanos que iluminan las dependencias interiores, aunque no es extraño que carezcan de éstos.