ALMENDRALEJO: CAMINANDO HACIA EL “DESGUACE” DE LA HUERTA DE LA SALUD...

CAMINANDO HACIA EL “DESGUACE” DE LA HUERTA DE LA SALUD

Las leyendas quedan cortas, para momentos de calma, algunas frases se inventan para que no llore el alma. Revestidos de lamentos con frases aterradoras, nos cuentan los sufrimientos de personas soñadoras. Ayer tarde me contaron las lagrimas del olvido, y muy triste me dejaron cuando note su sentido. Era la vida sin lujos donde vivió el campesino, comprendiendo sus influjos entre penoso destino. Me habló de flores y rosas entre versos florecidos, con las mujeres hermosas en ratos comprometidos. Era lucido y hermoso y de joven altanero, ahora es viejo y achacoso aunque se ve caballero. Me conto sus relaciones en las tierras extremeñas,
y de vivir de emigrante de mil distintas maneras. Su lección me fue marcando mientras contaba su vida, que ahora vive recordando sin notar en ello herida. Los años le van pesando sin hacer lamentos rudos, dice que vive pensando en muchos momentos crudos. Con las manos temblorosas llenas de mil vibraciones, ve sus horas más hermosas sin tener complicaciones. Paseamos por el parque sin hacer parada alguna, pensamos junto al estanque que ser viejo es hoy fortuna. Las fuerzas le van quebrando pero conserva memoria, y el recuerdo va plasmando para contar cierta historia. Pasos llenos de nostalgia de muchos ratos perdidos, mujeres que fueron magia de vientos poco entendidos. Pasamos más de dos horas en tan grata compañía, el recordando memoria en tierras de minería. De huelgas y forajidos por tierras de Vascongadas, donde sus sueños perdidos rondaron cosas extrañas. Muchas frases se hacen viejas en campos de Extremadura, sufriendo cosas complejas que quieren causar locura. Sus manos llenas de arrugas con cicatrices profundas, jornadas donde madrugas sufriendo cosas absurdas. Me comento sin tapujos sus caminatas lloviendo, y sus hijos sin raíces al tiempo que iban creciendo. Sentir las luces del alba esperando su trabajo, y ver como ves tu calva sin salir del mal atajo. Verte perdido sin rumbo en esas tierras extrañas, y conocer el absurdo si te hablaban de alimañas. Eras parte de otro mundo donde tu nombre borraban, era pisar el absurdo y a veces te complicaban. Le dimos la vuelta al parque entre sus frases proscritas,
nunca se nombró el embarque en sus rías tan bonitas. Las horas pasaron dulces con sus palabras de historia, el “Desguace” tiene cruces con flores llenas de gloria. No quiso poner los nombres de caciques de su tierra, en su corazón hay hombres que su memoria no cierra. Buscó frases y momentos llenos de tierna dulzura, mientras me habló de algún viento que daba solo locura. Minero de casco erguido soñador de sus miserias, casi siempre convencido de ver que existen histerias. El caminar fue testigo de sus palabras de niño, nunca pensó que es castigo el soñar con el cariño. Emigrante con recuerdos de sus años juveniles, donde muchos hombres cuerdos no quisieron ser serviles. Hoy jubilado tranquilo va respirando silencio, en su mirada perfilo muchos ratos de desprecio. Atrás dejo Extremadura y sus Santos Inocentes, en su mirada hay dulzura a la vez que don de gentes. Conversaciones marcadas en ambiente castellano, años con muchas andadas sin querer ser un profano. Sin apenas despedirnos nos estrechamos las manos, los dos quisimos sentirnos emigrantes como hermanos. Un silencio de conjura sin querer ser marginado, todo lo que da ternura termina siendo olvidado. El “Desguace” me motiva y me paso alegres ratos, no quiero fecha festiva para escuchar sus relatos. Cada cual con sus historias, no se cual será su trato, Las gentes tienen memorias de algún tiempo de recato. Pasar la vida tranquila sin saber su nombre y datos, aunque a veces se perfila ser consciente en sus recatos. Una historia de verdades que marca mucho los años, con las tremendas edades que solo producen daños. Mañana buscando el día sentiré el viento de lado, quizá sentiré alegría al sentirme ilusionado.
G X Cantalapiedra.