LA CIUDAD Y SUS VICIOS
La leyenda del viejo faro de Valencia: el monumento aislado donde el Marítim se daba el lote
Vicent Molins
PATRIMONIO VALENCIA
Visita a un espacio mitológico de la ciudad más marinera, relegado al fuera de juego
23/04/2016 -
VALENCIA. Con los faros -tan lustrosos, tan espigados- ocurre como con los reptiles milenarios, que con cada paso mueven pedazos de memoria y su costra está hecha de lonchas de historia. El puerto de Valencia tiene un faro que ilumina una postal inverosímil. Es el viejo faro, vigía de los mares, pero también respaldo de las escapadas furtivas de los pobladores marítimos. El viejo faro ha quedado hoy como una leyenda en un tiempo equivocado: inaccesible a la ciudad, una reliquia atrapada entre las instalaciones de la autoridad portuaria.
Al viejo faro hoy se llega escoltado por la policía portuaria, rodeado hasta la intimidación por depósitos y contenedores. El viejo faro tiene a su farero, que guarda en el interior sus archivos y se encarga de las señales marítimas, pero el viejo faro se ha quedado en fuera de juego por la ampliación y las garras de un progreso que lo han descolocado. Desde el viejo faro se ve Valencia a lo lejos, a pesar de estar tan cerca; como una bruma.
La leyenda del viejo faro de Valencia: el monumento aislado donde el Marítim se daba el lote
Vicent Molins
PATRIMONIO VALENCIA
Visita a un espacio mitológico de la ciudad más marinera, relegado al fuera de juego
23/04/2016 -
VALENCIA. Con los faros -tan lustrosos, tan espigados- ocurre como con los reptiles milenarios, que con cada paso mueven pedazos de memoria y su costra está hecha de lonchas de historia. El puerto de Valencia tiene un faro que ilumina una postal inverosímil. Es el viejo faro, vigía de los mares, pero también respaldo de las escapadas furtivas de los pobladores marítimos. El viejo faro ha quedado hoy como una leyenda en un tiempo equivocado: inaccesible a la ciudad, una reliquia atrapada entre las instalaciones de la autoridad portuaria.
Al viejo faro hoy se llega escoltado por la policía portuaria, rodeado hasta la intimidación por depósitos y contenedores. El viejo faro tiene a su farero, que guarda en el interior sus archivos y se encarga de las señales marítimas, pero el viejo faro se ha quedado en fuera de juego por la ampliación y las garras de un progreso que lo han descolocado. Desde el viejo faro se ve Valencia a lo lejos, a pesar de estar tan cerca; como una bruma.