Foto de Mª CM
Quizás muchos de nuestros mayores recuerden una vieja
tienda de bolsos y otros artículos de piel en
Valencia capital,
Casa Fos, en la
calle de
Correos, y que a la entrada, en su escaparate, tenía una especie de urna de cristal con un pequeño cocodrilo vivo.
Esta
historia aparece en numerosas ocasiones en el grupo de Facebook de “Valencia Antigua: Historia Gráfica“, y está relatada por cortesía de Valentinus (Remember), quien la dio a conocer en el
foro de Remember València (I), skyscrapercity. com el 5 de septiembre de 2008. Aparece antes, sin embargo, en “Medio siglo a cuestas: (la Valencia de los años 40, 50 y los “prodigiosos” 60)” de don Rafael Brines Lorente y don Fernando Vizcaíno
Casas, 1990.
Pepe Fos, hijo del propietario, don Vicente Fos, éste último visitó un
zoo alemán (un criadero de cocodrilos), donde había la posibilidad de adquirir unos cocodrilos. Y se trajo dos. Fue el mismo año que inauguró el local, en 1934, y se los trajo a
España en avión.
Con ese nombre en el establecimiento, don Vicente Fos mandó construir el casilicio-escaparate-urna que había en el vestíbulo, y allí, con un pequeño estanque al centro, colocó a los dos bichos de valiosa piel, que quedaron expuestos a la contemplación, no sólo de los clientes del local, sino de los muchos chavales que acudíamos y, sin traspasar la entrada de la tienda propiamente dicha, nos pasábamos un rato contemplando el espectáculo animal.
Nadie sabe quién comenzó. Pero pronto llegó la
costumbre de lanzar una moneda por las grietas de la urna; el tintineo sonaba muy bien, y ello despertaba a los cocodrilos, que así efectuaban un perezoso movimiento en su reducido receptáculo, de manera que por cinco o diez céntimos “hacíamos
bailar” a los reptiles.