+ EL TRIBUNAL DE LAS
AGUAS +.
La institución más antigua de Europa. Todos los jueves, y a las doce del mediodía, los ochos miembros del tribunal se reúnen en la
puerta de los Apóstoles de la
Catedral, para juzgar los pleitos sobre las aguas de las acequias de
Valencia.
- Las discusiones y pleitos sobre las aguas ya existían desde los tiempos de los
romanos, el tribunal es un legado de los árabes, desde los días de los califas Abderramán III y Al-hakan, hacia el año 960 de
la era cristiana.
Jaime I confirmó, según el fuero XXXV, al Tribunal de las Aguas de todos los privilegios que gozaban los regadíos en tiempo de los arabes. La
costumbre de reunirse a la puerta de la Catedral, antes mezquita mayor, deriva de que los no bautizados no podían entrar en el templo cristiano, por lo que fue preciso sacar el tribunal, que antes se reunía dentro del templo, a la puerta de la catedral, para poder juzgar a los musulmanes que quedaban cultivando la
huerta.
Historia del Tribunal de las Aguas
El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia es la más antigua institución de justicia existente en Europa. Aunque ya existiera desde tiempos de los romanos alguna institución jurídica que resolviera los problemas del
agua en tierras de Valencia, la organización que hemos heredado data de los tiempos de Al-Andalus y, muy posiblemente, de la época del Califato de
Córdoba, perfeccionada desde los primeros momentos de la conquista del Reino de Valencia por el rey don Jaime.
Modelo de justicia, reconocido por todas las ideologías, culturas y
pueblos que configuran la rica personalidad valenciana, ha resistido el paso de los tiempos; ni la Valencia foral, ni el centralismo de nuevo cuño borbónico, ni las Cortes de
Cádiz de 1812, restaron jurisdicción a este tribunal que la Constitución española de 1978, nuestro Estatuto de Autonomía, la Unesco y otros organismo de ámbito internacional, valoran y tienen en gran consideración. La escasez de agua para el riego en la fértil vega de Valencia, admiración de viajeros que a lo largo de los siglos pasaron por estas tierras valencianas: “... la huerta espessa e grand”, del Poema del Mio Cid; el “...
campo valenciano fertilísimo, pues produce inmensa variedad de
frutos...”, de J. Münzer; la “... llanura deliciosa, en una región muy fértil y caliente...”, de Claude de Bronseval; “el más bello
jardín del mundo”, del Cardenal de Retz; “la
naturaleza parece haber repartido allí sus dones a manos llenas”, de A. Ponz;... ponen de relieve las bondades de la huerta de Valencia y la necesidad de una sabia, equitativa y justa distribución del agua que había de llegar a las 17.000 Has. de tierra de regadío a través de un complejo sistema de acequias madre, con sus brazos e hijuelas, “sequiols” y “sequiolets” que tomaban el agua del
río Turia. De ahí nació el concepto de “fila” (etimológicamente ‘parte sacada de un todo’), que no es un volumen fijo de agua sino variable en función del caudal total del río.
Ocho son las acequias madre que toman agua del río Turia a través de sus azudes; por la margen derecha, las de Quart, Benácher y Faitanar,
Mislata-Chirivella, Favara y Rovella; por las margen izquierda, las de Tormos, Mestalla y Rascaña. Ellas son las encargadas de retirar del río la parte correspondiente de las 138 filas en que se distribuye el agua del caudal existente en el lugar en que arranca la primera de las acequias, la de Quart; de esa manera, el agua llegará hasta la última de ellas y fertilizará los
campos correspondientes sin verse perjudicada por su situación. Hoy, las modificaciones ocasionadas por la construcción del nuevo cauce del río Turia con la Solución Sur han hecho variar el sistema de azudes con la aparición del Azud del Repartiment (‘La Cassola’) del que toman aguas las acequias de Rascanya, Robella y Favara, además de la acequia del Oro.