El Faro viejo, mar de fondo, VALENCIA

Prohibido el paso

Pasan incesantes a la vera del viejo faro cargamentos de automóviles preparados para enviarlos a lo lejos. En ese trasiego silencioso de mercancías parecería que se fueran a llevar al faro y transportarlo a peso. El viejo faro apenas recibe ya visitas, tan hecho como estaba a ser un centro de dispersión marina. Las llaves que abren sus accesos están poco acostumbradas.

TAMARA VILLENA
Valencia
Domingo, 14 julio 2019, 09:58

Una reliquia aislada frente al mar de Valencia. Así permanece el viejo faro, un recuerdo lejano en la memoria del Marítim y cerrado bajo llave desde 2015, encallado en las inmediaciones de la Autoridad Portuaria (APV). Tras 110 años de historia, sus puertas jamás se volvieron a abrir, excepto para alguna labor de mantenimiento. Después de la ampliación del puerto, la altura del nuevo dique y su lejanía del foco dificultaban la visibilidad de la luz desde el mar, por lo que fue necesario sustituir la centenaria torre por otro referente que pudiese apreciarse mejor sobre el agua. Desde hace cuatro años, los navegantes de la costa valenciana dirigen su mirada hacia el nuevo e innovador faro en el Muelle de Cruceros.

El rey Alfonso XIII puso la primera piedra para la construcción del antiguo faro en el por entonces Muelle de Levante el 10 abril de 1905, durante la que fue su primera visita oficial a Valencia. Hasta su inauguración en 1909, los marineros se conformaban con las 'torres-hoguera' que, desde algunas terrazas del Cabanyal guiaban a los navegantes con señales de fuego que les permitían encontrar el camino a casa. «Entonces no había edificios de grandes alturas en la costa y esas luces se podían ver desde el mar», relata Miguel Pascual, responsable de comunicación en la APV.

La luz define la función de cada faro en el mundo, lo que le genera una identidad propia. Cada uno tiene un tiempo y un ritmo. «Los destellos que emiten están registrados en un convenio internacional -explica Pascual-. Todas las torres disponen de una frecuencia de iluminación distinta, por lo que es imposible que un marinero confunda el faro de Valencia con otro», indica el experto. Así, además de orientar sobre la proximidad de la costa, el resplandor ubica al navegante: «El faro antiguo emitía tres destellos cada seis segundos, o uno cada cinco. Al ver la señal, cualquier marino sabía dónde estaba, era el GPS de la época», asegura Sáez. El nuevo funciona con un parámetro distinto, no se empleó el mismo patrón que para el antiguo: «Emite un haz de luz cada diez segundos», explica el encargado sobre la señal actual.

Ahora los navíos siguen ese referente, mucho más colorido y menos convencional, construido a base de fibra de vidrio y carbono. El cambio fue instantáneo. Sus luces se apagaron en el mismo momento en que se instaló el nuevo foco, la noche de San Juan de hace cuatro años. «Se comunicó de inmediato su baja para registrar oficialmente la ubicación del nuevo y evitar confusiones», explica Sáez.
(4 de Septiembre de 2004)
Postal marítima

Los visitantes se asomaban a ver a los buques terminales llegar en sus últimos servicios antes de ser desguazados, como ‘El Temerario remolcado a dique seco’. Ya nadie se asoma, ya nadie mira, ya nadie visita al viejo faro, anclado ante sí mismo.

El faro, retiro de amor para el Marítim, fue presentado en sociedad con la visita del rey Alfonso XIII en abril de 1905, plantando su yate, un crucero y un acorazado y poniendo la primera piedra. El día después se marchó cargado de...