PETRES: Lejos estás de mí, pero tan dentro...

Amordaza el impulso del sollozo
y suelta la gaviota de la risa
que en el azul del mar y de la brisa
alzará la blancura de su gozo.

Mas si el dolor no duerme su gemido,
no cierres los oídos ni le ignores,
mejor será que en la tristeza llores,
porque el dolor no entiende del olvido

Lejos estás de mí, pero tan dentro
te llevo que jamás podré perderte.
Y tan presente estás en mí que encuentro
imposible mirar algo sin verte.

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Hay lágrimas en mí cuando tú lloras,
y habrá sonrisas cuando tú sonrías;
permíteme que arranque de tus días
un ramillete de olvidadas horas,
para alargar tus noches, y las mías,
retrasando la luz de las auroras.


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