![Bailarinas en flor](/fotos_reducidas/6/7/7/00760677.jpg)
Solano Grande, Santiago >
A las cinco de la mañana empiezo
A las cinco de la mañana empiezo
el primer misterio. Lo hago en la cama,
en tanto que la luz del día llega
y me alegra estos viejos ojos
llenos de cataratas. Veo a padre
en la era, aventando el trigo rojo,
como era entonces, cuando yo niña:
alto, delgado, frente despejada,
aquel bigote de esquinas celestes,
aquella perilla flotando al viento;
y más que nada escucho sus palabras,
los cuentos de castillos y dragones,
las llanuras pobladas de Quijotes
y Sanchos. Finalmente oigo el beso
de sus labios que estalla en mi frente,
y el viento tibio arrullándome el pelo,
allá en la parva, bajo las estrellas.
A las cinco de la mañana empiezo
A las cinco de la mañana empiezo
el primer misterio. Lo hago en la cama,
en tanto que la luz del día llega
y me alegra estos viejos ojos
llenos de cataratas. Veo a padre
en la era, aventando el trigo rojo,
como era entonces, cuando yo niña:
alto, delgado, frente despejada,
aquel bigote de esquinas celestes,
aquella perilla flotando al viento;
y más que nada escucho sus palabras,
los cuentos de castillos y dragones,
las llanuras pobladas de Quijotes
y Sanchos. Finalmente oigo el beso
de sus labios que estalla en mi frente,
y el viento tibio arrullándome el pelo,
allá en la parva, bajo las estrellas.