Susana Giraudo
Presencias
En aquel cuarto
el impulso de su respiración
era la liga
de presencias extrañas.
Un negro desnudo
al que le volaron la mitad de la cabeza,
la hechicera tenebrosa
y aquella esfera de cristal
llena de tierra.
Porque si,
llegaron uno a uno,
acomodándose para siempre
en el sesgo de todos los días.
Bella, la esfera de cristal.
Presencias
En aquel cuarto
el impulso de su respiración
era la liga
de presencias extrañas.
Un negro desnudo
al que le volaron la mitad de la cabeza,
la hechicera tenebrosa
y aquella esfera de cristal
llena de tierra.
Porque si,
llegaron uno a uno,
acomodándose para siempre
en el sesgo de todos los días.
Bella, la esfera de cristal.