PETRES (Valencia)

Falla la palmereta
Foto enviada por Victoria Serna,

Federico Hernández Aguilar

Esta silla

Le pedí a esta silla que te esperara.

Disculpa si permanece fiel a mi desgracia,
si la encuentras firme como un soldado.

Ella no quiso dejarme solo.
Le hablé de ti con más pasión que la polilla.

Tuvo a bien agradecer con calma,
con resignada paciencia y con fricciones
-la casi inaudible voz de su madera-.

No se quejó como el casero,
no puso en duda mi avaricia,
no tuvo roces con mis llagas.

Por eso te espera, obediente;
por eso dice que estuve solo
y que mis abrigos ya no abrigan;
por eso nos ves aquí,
más honestos y amparados que una rabia.

Siéntate.

Ahora dinos que llegaste.

18/VI/2000 ... (ver texto completo)
Sin ti, madre, la vida sería un don maldito;
una infame limosna de la carne sufriente;
pero tu amor, es rosa y es cristal inaudito,
es la divina música y es pensarosa fuente.

Hace ya muchos siglos que te vivo y te siento.
Mi tristeza es belleza de un extraño destino,
hacia ti me llevaba este o esotro viento,
hacia tu eternidad ese o aquel camino.
... (ver texto completo)
Por ti, la raza humana, madre, se transfigura
ante mis pobres ojos, por tu amor se redime
la carne y la pasión. Por tu inmensa dulzura
nació en mi la piedad para el hombre que gime.

¡Dolor de ser tan triste y tener que ser bueno
porque siempre en mi frente siento que están tus manos!
¡Dolor de ser dulzura para tanto veneno
y de tener el alma puesta en astros lejanos!

¡Dolor, madre, dolor, de escribir mi elegía
por darte en rosas pálidas un secreto tesoro!
¡Dolor, madre, del canto que profanará un día
un mendigo, un tirano y el becerro de oro!

¡Dolor, madre, dolor de tener que cantar
porque un nudo fatal se anuda a la garganta,
dolor de no poder odiar, y amar, amar
a un pueblo vil que deja poner en sí la planta!

¡Dolor, madre, dolor de tener que vivir
y amar la vida cuando lo vulgar mancha el mundo;
y dolor de saber que se ha de revivir
sobre una tierra pura que mancha el rico inmundo! ... (ver texto completo)
Desde aquí sueño, Madre, con el sol bondadoso
que viste de oro diáfano al mendigo harapiento,
con las vastas llanuras, con el cielo glorioso,
con las aves errantes, con las aguas y el viento.

La libertad del niño que juega sobre un prado,
del ave que las brisas riza con grácil vuelo;
del arroyo que canta, corriendo alborozado;
del astro pensativo bajo infinito cielo.
... (ver texto completo)
Sin ti, madre, la vida sería un don maldito;
una infame limosna de la carne sufriente;
pero tu amor, es rosa y es cristal inaudito,
es la divina música y es pensarosa fuente.

Hace ya muchos siglos que te vivo y te siento.
Mi tristeza es belleza de un extraño destino,
hacia ti me llevaba este o esotro viento,
hacia tu eternidad ese o aquel camino.
... (ver texto completo)
II
Y pienso que algún día sobre la faz del mundo
una justicia nueva romperá viejas normas
y un futuro inefable, justiciero y profundo
imprimirá a la vida nuevas rutas y formas.

Desde esta Cárcel sueño con el vasto futuro,
con el tierno solloza que aún palpita en las cunas,
con las voces divinas que vibran en el puro
cielo bajo la luz de las vírgenes lunas. ... (ver texto completo)
Desde aquí sueño, Madre, con el sol bondadoso
que viste de oro diáfano al mendigo harapiento,
con las vastas llanuras, con el cielo glorioso,
con las aves errantes, con las aguas y el viento.

La libertad del niño que juega sobre un prado,
del ave que las brisas riza con grácil vuelo;
del arroyo que canta, corriendo alborozado;
del astro pensativo bajo infinito cielo.
... (ver texto completo)
José Domingo Gómez Rojas

Protestas de piedad

I

En esta Cárcel donde los hombres me trajeron,
en donde la injusticia de una ley nos encierra:
he pensado en tumbas en donde se pudrieron
magistrados y jueces que hoy son polvo en la tierra. ... (ver texto completo)
II
Y pienso que algún día sobre la faz del mundo
una justicia nueva romperá viejas normas
y un futuro inefable, justiciero y profundo
imprimirá a la vida nuevas rutas y formas.

Desde esta Cárcel sueño con el vasto futuro,
con el tierno solloza que aún palpita en las cunas,
con las voces divinas que vibran en el puro
cielo bajo la luz de las vírgenes lunas. ... (ver texto completo)
José Domingo Gómez Rojas

Protestas de piedad

I

En esta Cárcel donde los hombres me trajeron,
en donde la injusticia de una ley nos encierra:
he pensado en tumbas en donde se pudrieron
magistrados y jueces que hoy son polvo en la tierra.

Magistrados y jueces y verdugos serviles
que imitando, simiescos, la Justicia Suprema
castraron sus instintos y sus signos viriles
por jugar al axioma, a la norma, al dilema.

Quisieron sobre el polvo que pisaron, villanos,
ayudar al Demonio que sanciona a los muertos
por mandato divino y en vez de ser humanos
enredaron la urdimbre de todos los entuertos.

Creyeron ser la mano de Dios sobre la tierra,
la ira santa, la hoguera y el látigo encendido,
hoy duermen olvidados bajo el sopor que aterra,
silencio, polvo, sombra, ¡olvido! ¡olvido! ¡olvido! ... (ver texto completo)