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PETRES (Valencia)

¡Cuánto color!
Foto enviada por Victoria Serna,

la imaginación asustan,
cuanto el oído ensordecen;
y en quietud descansa el mundo,
y callado el viento duerme,
y en el redil el ganado,
y el buey gime en el pesebre.
¿Pues qué, cuando de las nubes
horrísonos se desprenden
los aguaceros, y el día
ahogado entre sombras muere, ... (ver texto completo)
batiendo diques y puentes?
Crece el diluvio; anegadas
las llanuras desparecen,
y árboles y chozas tiemblan
del viento el furor vehemente,
que arrebatando las nubes
cual sierras de niebla leve,
de aquí allá en rápido soplo
en formas mil las revuelve;
y el imperio de las sombras ... (ver texto completo)
De los árboles las ramas,
al peso encorvadas, ceden,
y a la tierra fuerzas piden
para poder sostenerse.
La sierra con su albo manto,
una muralla esplendente,
que une el suelo al firmamento,
allá a lo lejos ofrece,
mientra en las hondas gargantas
despeñados los torrentes,
la imaginación asustan,
cuanto el oído ensordecen;
y en quietud descansa el mundo,
y callado el viento duerme,
y en el redil el ganado,
y el buey gime en el pesebre.
¿Pues qué, cuando de las nubes
horrísonos se desprenden
los aguaceros, y el día
ahogado entre sombras muere, ... (ver texto completo)
Aun agrada con la vista
por sus abismos perderse,
yerta la naturaleza
y en un silencio elocuente,
sin que halle el mayor cuidado
ni el lindero de la suerte,
ni sus desiguales surcos,
ni la mies que oculta crece.
De los árboles las ramas,
al peso encorvadas, ceden,
y a la tierra fuerzas piden
para poder sostenerse.
La sierra con su albo manto,
una muralla esplendente,
que une el suelo al firmamento,
allá a lo lejos ofrece,
mientra en las hondas gargantas
despeñados los torrentes,
Invierno! ¡invierno! aunque triste,
aun conservas tus placeres;
y entre tus lluvias y vientos
halla ocupación la mente.
Aun agrada ver el campo
todo alfombrado de nieve,
en cuyo cándido velo
sus rayos el sol refleje.
Aun agrada con la vista
por sus abismos perderse,
yerta la naturaleza
y en un silencio elocuente,
sin que halle el mayor cuidado
ni el lindero de la suerte,
ni sus desiguales surcos,
ni la mies que oculta crece.
Ellos las anchas narices
abren a su aliento ardiente,
que por la frente rugosa
el hielo en aljófar vuelve;
y el gañán aguija y canta,
y el sol que alzándose viene
con sus vivíficos rayos
le calienta y esclarece
Invierno! ¡invierno! aunque triste,
aun conservas tus placeres;
y entre tus lluvias y vientos
halla ocupación la mente.
Aun agrada ver el campo
todo alfombrado de nieve,
en cuyo cándido velo
sus rayos el sol refleje.
Anímalos con su grito
y con su aguijón los hiere
el rudo gañán, que en medio
su fatiga canta alegre.
La letra y pausado tono
con las medidas convienen
del cansado lento paso
que asientan los tardos bueyes.
Ellos las anchas narices
abren a su aliento ardiente,
que por la frente rugosa
el hielo en aljófar vuelve;
y el gañán aguija y canta,
y el sol que alzándose viene
con sus vivíficos rayos
le calienta y esclarece
Juan Meléndez Valdés Batilo >

Los aradores

¡Oh! ¡qué bien ante mis ojos
por la ladera pendiente,
sobre la esteva encorvados
los aradores parecen!
¡Cómo la luciente reja
se imprime profundamente, ... (ver texto completo)
Anímalos con su grito
y con su aguijón los hiere
el rudo gañán, que en medio
su fatiga canta alegre.
La letra y pausado tono
con las medidas convienen
del cansado lento paso
que asientan los tardos bueyes.
Juan Meléndez Valdés Batilo >

Los aradores

¡Oh! ¡qué bien ante mis ojos
por la ladera pendiente,
sobre la esteva encorvados
los aradores parecen!
¡Cómo la luciente reja
se imprime profundamente, ... (ver texto completo)
A una chica que usa anteojos: ¡Tienes los ojos tan bellos que los pones en vitrina! (Anónimo)
¿Como regalarle una flor a otra flor? (Anónimo)
¿Quién dejó abierta la puerta del paraíso, que dejó salir sin permiso a la criatura más perfecta de la creación? (Anónimo)
¡Yo creo que ni Mozart sería capaz de hacer una composición tan bella como tú! (Anónimo)
¿Como regalarle una flor a otra flor? (Anónimo)
¡Tía buena, maciza tu cuerpo me hipnotiza! (Anónimo)
¡Yo creo que ni Mozart sería capaz de hacer una composición tan bella como tú! (Anónimo)
¡Qué está ocurriendo en la plaza, que el monumento viene caminando! (Anónimo)
¡Tía buena, maciza tu cuerpo me hipnotiza! (Anónimo)
¡Qué está ocurriendo en la plaza, que el monumento viene caminando! (Anónimo)
¡Oh mi bella!, cuál manantial es tu belleza. Belleza de claridad y de pureza. (Anónimo)
¡Ojalá Dios te de hijas para que tu belleza se reproduzca...! (Anónimo)