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Nit de Reis. La lluna es vesteix de seda, i es posa el millor vestit. Camina descalça, no vol despertar el sol. Roda jugant amb milers de estrelles que llueixen brillants, ajudant els Reis d'Orient a arribar a les cases de tots els xiquets/es amb els seus joguets. I els esperen feliços, ansiosos, alguns no dormen, i altres es desperten molt prompte, creient que és l'hora de veure'ls arribar.
Por si llega el olvido: Si llego a olvidar, cada mañana al despertar dedícame tu sonrisa y háblame con suavidad. Recuérdame los momentos que en nuestras vidas tuvimos una gran felicidad. Abrázame tiernamente y empieza a tararear, dedícame cada día tu tiempo y tu paz. Susúrrame no lo olvides y hazme soñar. Acércame a los olivos, también al pont de l'Arcà sé que ellos me hablarán y también me calmarán. Y si alguien te pregunta cuando vas conmigo a andar, no digas a nadie nunca que ya no tenemos paz. ... (ver texto completo)
A Don Antonio: Me he enterado que ha sido destinado a otra localidad. Siento que deje Aielo. Ha realizado una gran labor. Que Dios le bendiga. Es usted una gran persona: Responsable, bondadoso y muy prudente. Espero esté a gusto en su nuevo destino y sea muy feliz.
A una niña linda: Hiciste tu último viaje, el cielo abrió sus puertas para recibirte, y miles de ángeles estaban esperándote. Ya eres tú uno de ellos, tan especial, tan bonita, con el encanto de la inocencia. Ahí todo promete Paz, promete Vida... y los sueños se hacen reales, tan reales como para seguir viviendo eternamente.
A quienes habeis perdido un ser querido: Durmiendo estás y en mi recuerdo permaneces despierto. Cruzaste el horizonte llegando a la otra orilla, convirtiéndote en música y poema, resurgiendo como una suave brisa entre las nubes blancas, con el color del cielo que te envuelve en el lugar preciso. Te escucho en las notas de una canción y con el susurro del viento cielo adentro.
Es Aielo mi refugio y mi paz, son sus calles el reencuentro con un mundo mágico de antaño, es el recuerdo de los míos, las vivencias compartidas, donde viví más momentos entrañables. Y fue allí, en aquellas calles estrechas y morunas donde supe que mi hija iba a venir al mundo y llegó con sus preciosos ojos grises, que hablan al mirarte, con su sonrisa limpia y su gran bondad. Y es allí donde la disfruté hasta su juventud y en especial el verano del 2005. Te quiero, mi vida.