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Vale más hacer la cosa más insignificante del mundo que estar media hora sin hacer nada (Anónimo)
Algún dinero evita preocupaciones; mucho, las atrae (Confucio)
El hombre se complace en enumerar sus pesares, pero no enumera sus alegrías (Feodor Dostoyevski)
Vale más hacer la cosa más insignificante del mundo que estar media hora sin hacer nada (Anónimo)
A traves de la ternura del gesto pretende comunicarse la propia intimidad.
El hombre se complace en enumerar sus pesares, pero no enumera sus alegrías (Feodor Dostoyevski)
A traves de la ternura del gesto pretende comunicarse la propia intimidad.
abrumado del peso sentido en el instante,
maldije los amores del amante distante.
Aparentar tiene mas letras que ser.
Y al despertar del sueño que soñaba despierto,
sin haber recogido las rosas de su huerto
abrumado del peso sentido en el instante,
maldije los amores del amante distante.
Y una lluvia ligera su ternura incesante,
y un huracán furioso sus pasiones de amante
Y al despertar del sueño que soñaba despierto,
sin haber recogido las rosas de su huerto
Y un firmamento cálido, envolviendo en su seno
el murmullo del aire y el rugido del trueno.
Y una lluvia ligera su ternura incesante,
y un huracán furioso sus pasiones de amante
Y era el rumor alegre del agua entre las rocas,
y el clarín que se anuncia con esperanzas locas.
Y un firmamento cálido, envolviendo en su seno
el murmullo del aire y el rugido del trueno.
Era un canto a la vida, manojo de temblores,
estallido en la sombra de ocultos interiores.
Y era el rumor alegre del agua entre las rocas,
y el clarín que se anuncia con esperanzas locas.
Palpé su piel vibrante, su vientre estremecido,
y la humedad ardiente del recóndito nido.
Era un canto a la vida, manojo de temblores,
estallido en la sombra de ocultos interiores.
Sus muslos me ofrecían la invitación callada
de atravesar su carne al filo de mi espada.
Palpé su piel vibrante, su vientre estremecido,
y la humedad ardiente del recóndito nido.
Y al acercar mi boca a los duros pezones
sentí el salvaje instinto de tigres y leones.
Sus muslos me ofrecían la invitación callada
de atravesar su carne al filo de mi espada.
Depositó en mis labios sus labios, entregados
a amar con besos tenues y besos prolongados.
Y al acercar mi boca a los duros pezones
sentí el salvaje instinto de tigres y leones.
La contemplé desnuda, dulce y acogedora,
agresiva y violenta, crepúsculo y aurora.
Depositó en mis labios sus labios, entregados
a amar con besos tenues y besos prolongados.