La brisa, el murmullo del mar invitaba a la caricia... ella se dejaba atrapar sobre la arena, en aquella playa al otro lado de la bahía.
Jamás olvidare las conchas de variados colores, ni la apuesta: a cada concha un beso... y un montón de conchas depositadas en la arena sobre la gran roca.
La playa donde nos juramos amor, varias tardes de aquel verano que acababa, era solo nuestra... hasta que un día, solo supe de ella por sus cartas, que me hablaban de las conchas en la que expresaba ansiaba mi regreso. Esre nunca llegó.
Las cartas se distanciaron para acabar estas y olvidar por completo...
pasaron años y regresé a la playa desierta... y desierta de las conchas aquellas. Escarbé furioso en la arena: nada. Me pregunté donde estaría, mientras recordaba el día que las escodíamos que ella iradiaba una alegri, una felicidad completa.
Supe que todo se había perdido para siempre... y hoy la imagino, en alguna parte, y hasta pienso que le colgaría una flor en su pelo, para obtener su perdón. Mientra revivía aquella imagen, ella las conchas, la flor ya mustia sobre ellas, y que la amé. Si la amé, la amé aquel día que regresando por el sendero juramos regresar juntos.
Mientras regresaba, pensaba, si fue ella que las arrojó al mar o tal vez las guardo como recuerdo.
libertad.
Jamás olvidare las conchas de variados colores, ni la apuesta: a cada concha un beso... y un montón de conchas depositadas en la arena sobre la gran roca.
La playa donde nos juramos amor, varias tardes de aquel verano que acababa, era solo nuestra... hasta que un día, solo supe de ella por sus cartas, que me hablaban de las conchas en la que expresaba ansiaba mi regreso. Esre nunca llegó.
Las cartas se distanciaron para acabar estas y olvidar por completo...
pasaron años y regresé a la playa desierta... y desierta de las conchas aquellas. Escarbé furioso en la arena: nada. Me pregunté donde estaría, mientras recordaba el día que las escodíamos que ella iradiaba una alegri, una felicidad completa.
Supe que todo se había perdido para siempre... y hoy la imagino, en alguna parte, y hasta pienso que le colgaría una flor en su pelo, para obtener su perdón. Mientra revivía aquella imagen, ella las conchas, la flor ya mustia sobre ellas, y que la amé. Si la amé, la amé aquel día que regresando por el sendero juramos regresar juntos.
Mientras regresaba, pensaba, si fue ella que las arrojó al mar o tal vez las guardo como recuerdo.
libertad.
Es tan bonito lo que escribes, GRACIAS
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