Había una vez, una muchacha cuya madre había muerto y que tenía una madrastra que era muy cruel con ella. Un día en que la muchacha estaba llorando junto a la tumba de su madre, vio que la tierra de la tumba salía un tallo que había crecido hasta hacerse un arbolillo y pronto un gran árbol. El viento, que movía sus hojas, le susurró a la muchacha y le dijo que su madre estaba cerca y que ella debía comer las frutas del árbol.

Tienes razón, detrás de las montañas está mi pueblo

La nieve no duró nada, pero fue un espectáculo

El Hotel CARIBE también está edificado y el camping TORRE PAQUITA. La construcción me ha quitado las vistas del pueblo; desde mi habitación veía la torre de SAN JAIME y en el silencio de la noche oía las campanadas de su reloj.

Ya te comentaré más cosas, buenas noches para todos.

Cada vez que te veo la saya rota,
el rabo de la boina se me alborota.

La mujer que no come con su marido
lo mejor del puchero se lo ha comido.

Tu marido y el mío han regañado,
se han llamado cornudos y han acertado.

Sólo falta el tiempo
a quien no sabe aprovecharlo.

Gaspar Jovellanos

Mas sabe el Diablo por viejo que por Diablo.

Mas vale lapiz corto que memoria larga

Este es el parque de Marina D´or.

Chicas, os invito a un café.