SOMOS LO QUE NOMBRAMOS:
Y lo que ya no se nombra se lo lleva el olvido y la historia a partes iguales. Incluso en ciudades como Torrevieja.
El Paseo de las Rocas, la Playa del Cura, la Playa de los Locos, la Cala de la Higuera, la Playa del Acequión... Parajes conocidos por todos, populares y compartidos por decenas de miles de personas -sean turistas o residentes- cuyos topónimos siguen envueltos en el respeto, la ingenuidad o el corazón de la gente que los nombró.
La Playa del Cura. Su historia es asociada por la transmisión oral al dramático suceso en el que un sacerdote pereció ahogado en sus aguas. El nombre viene de antiguo. El cronista oficial de Torrevieja lo encuentra señalado en las cartas náuticas al menos desde 1870.
La Cala de Palangre, esta minúscula playita situada entre las del Cura y Los Locos debe su nombre a la tradición pesquera de Torrevieja. En concreto, a las artes de pesca con palangre.
La residencia de atención psiquiátrica construida a principios del siglo XX cerca de la Punta del Salaret -ésa que hoy se conoce más por ser la ubicación del edificio Luz Mar y el 222-, nos dejó el topónimo de la Playa de los Locos.
La Playa de los Náufragos nos lleva a tremendos temporales de levante. Sin diques. Sin puerto. A barcos que quedaban náufragos de sí mismos y acababan en la playa más sureña del municipio de cualquier manera. Encallados. Rotos. Descuartizados. Debía ser tan cotidiano aquello que en tierra los esperaba el reciclaje. Toda una industria.
Muy poco conocida en Torrevieja hoy, la denominación de Cala del Lobo Marino, sí aparece en la antigua cartografía de la zona. Y el topónimo tiene su interés porque recoge la existencia de una especie, el lobo marino, que ha desaparecido de las costas del sureste mediterráneo.
La cala de la Higuera, La Redonda, la cala de La Zorra. O la cala de Los Trabajos, que se localiza junto al edificio Luz Mar (Playa de los Locos), y tiene su origen en la cantera abierta en su día para extraer material de construcción -piedra-, y algunos dicen fue al puerto. La Playa del Acequión no es «legalmente» una playa al encontrarse en el ámbito porturario, pero es la preferida por miles de bañistas por su céntrica situación y porque jamás tiene olas. Está dentro de la bahía y su nombre se relaciona con la kilométrica acequia -Acequión- que conecta el Mediterráneo con la laguna de Torrevieja y servía para evacuar salmueras o alimentarla de agua del mar. Es la única construcción de la ciudad con más de cinco siglos de historia.
La Playa de la Mata, el topónimo de esta extensa playa se relaciona en primer lugar con la población de La Mata, donde se ubica este arenal perteneciente al cordón dunar litoral. Pero ¿Por qué La Mata se llama La Mata?. Según relatan algunos historiadores, en la zona del embarcadero de las primeras casas que dieron origen a la pedanía habría existido un ejemplar de gran porte de lentisco. Un arbusto que sería «digno de ver» -como les gusta decir a los torrevejenses-, si tenemos en cuenta que ya aparecía documentado como referencia del lugar en alguno de los mapas más antiguos de la zona. El lentisco, especie mediterránea que medra de maravilla en suelos calizos y salinos junto al mar, era conocida con el nombre de «mata», y pueden llegar a alcanzar varios metros de altura.
JJC
Y lo que ya no se nombra se lo lleva el olvido y la historia a partes iguales. Incluso en ciudades como Torrevieja.
El Paseo de las Rocas, la Playa del Cura, la Playa de los Locos, la Cala de la Higuera, la Playa del Acequión... Parajes conocidos por todos, populares y compartidos por decenas de miles de personas -sean turistas o residentes- cuyos topónimos siguen envueltos en el respeto, la ingenuidad o el corazón de la gente que los nombró.
La Playa del Cura. Su historia es asociada por la transmisión oral al dramático suceso en el que un sacerdote pereció ahogado en sus aguas. El nombre viene de antiguo. El cronista oficial de Torrevieja lo encuentra señalado en las cartas náuticas al menos desde 1870.
La Cala de Palangre, esta minúscula playita situada entre las del Cura y Los Locos debe su nombre a la tradición pesquera de Torrevieja. En concreto, a las artes de pesca con palangre.
La residencia de atención psiquiátrica construida a principios del siglo XX cerca de la Punta del Salaret -ésa que hoy se conoce más por ser la ubicación del edificio Luz Mar y el 222-, nos dejó el topónimo de la Playa de los Locos.
La Playa de los Náufragos nos lleva a tremendos temporales de levante. Sin diques. Sin puerto. A barcos que quedaban náufragos de sí mismos y acababan en la playa más sureña del municipio de cualquier manera. Encallados. Rotos. Descuartizados. Debía ser tan cotidiano aquello que en tierra los esperaba el reciclaje. Toda una industria.
Muy poco conocida en Torrevieja hoy, la denominación de Cala del Lobo Marino, sí aparece en la antigua cartografía de la zona. Y el topónimo tiene su interés porque recoge la existencia de una especie, el lobo marino, que ha desaparecido de las costas del sureste mediterráneo.
La cala de la Higuera, La Redonda, la cala de La Zorra. O la cala de Los Trabajos, que se localiza junto al edificio Luz Mar (Playa de los Locos), y tiene su origen en la cantera abierta en su día para extraer material de construcción -piedra-, y algunos dicen fue al puerto. La Playa del Acequión no es «legalmente» una playa al encontrarse en el ámbito porturario, pero es la preferida por miles de bañistas por su céntrica situación y porque jamás tiene olas. Está dentro de la bahía y su nombre se relaciona con la kilométrica acequia -Acequión- que conecta el Mediterráneo con la laguna de Torrevieja y servía para evacuar salmueras o alimentarla de agua del mar. Es la única construcción de la ciudad con más de cinco siglos de historia.
La Playa de la Mata, el topónimo de esta extensa playa se relaciona en primer lugar con la población de La Mata, donde se ubica este arenal perteneciente al cordón dunar litoral. Pero ¿Por qué La Mata se llama La Mata?. Según relatan algunos historiadores, en la zona del embarcadero de las primeras casas que dieron origen a la pedanía habría existido un ejemplar de gran porte de lentisco. Un arbusto que sería «digno de ver» -como les gusta decir a los torrevejenses-, si tenemos en cuenta que ya aparecía documentado como referencia del lugar en alguno de los mapas más antiguos de la zona. El lentisco, especie mediterránea que medra de maravilla en suelos calizos y salinos junto al mar, era conocida con el nombre de «mata», y pueden llegar a alcanzar varios metros de altura.
JJC