Y PASÓ EL
VERANO...
El romance de verano ya está agotado,
los veraneantes se aferran a los últimos estertores de rayos de Sol,
como las hojas verdes se aferran
a sus
árboles en el extraño calor de septiembre,
como si esta vez no fuese a venir el
otoño.
Se guardan los vestidos de verano
cuyas
flores palidecen antes incluso que las propias del verano.
El verano tiembla dulcemente hacia su fin.