Se sabe poco de la situación de
Santa Pola tras la caída del Imperio
romano, ya que el
puerto quedó prácticamente en desuso y la población de la zona cayó drásticamente. No obstante, se cree que los visigodos tenían una flota lista en él al menos desde la época de Sisebuto (612-621), con la que es probable que el conde Teodomiro repeliera un ataque bizantino en 754.