Son varias las distintas leyendas que versan sobre el pasado árabe del
castillo y la trágica
historia de amor que en él tuvo lugar. En el perfil del
monte Benacantil, sobre el que se aposentan las
murallas de
Santa Bárbara, se adivina la cara de un árabe, con su turbante y todo. Se cuenta que, en los tiempos de dominación musulmana, vivía aquí un califa árabe cuyo gran poder no nublaba su buen juicio y carácter magnánimo. Sus súbditos le amaban y él era muy dichoso por poseer una gran
familia.