El 27 de septiembre de 1873 fue la última vez que el
Castillo de
Santa Bárbara usó sus defensas. Fue durante la Primera República para repeler el ataque de la fragata blindada Numancia que junto con la Méndez Núñez y el Fernando el Católico, en poder de los cantonalistas cartagineses, bombardearon durante siete horas la ciudad y el castillo. En 1893 se desartilló el castillo, ya sin ningún valor
militar. Se fue deteriorando con el paso del tiempo y ya sólo sirvió como
alojamiento para enfermos por la peste y el cólera y como prisión, sobre todo durante la guerra civil española donde primero recluyeron a prisioneros afines al bando Nacional, y posteriormente a prisioneros afines a la Segunda República, la mayoría procedentes del
puerto de
Alicante y del
campo de concentración de Los
Almendros.