En cuanto a las muchas obras de
arte que guarda en su interior, destacan dos piezas del siglo xv, una imagen
gótica en
piedra que representa
santa María y la talla de los
Santos Juanes realizada por Rodrigo de Osona. Posee también incunables del siglo xiii en adelante. En enero del año 1795, Nicolás Scorcia y Ladrón, tras recibir el Condado de Soto Ameno por parte del rey Carlos IV, decide conmemorar esa fecha con la estampación de la Inmaculada Concepción existente en la
puerta principal. Este templo alicantino era la
parroquia sacramental de los Scorcia. El encargo de este grabado en seda lo realizó el oriolano Pedro Paredes, uno de los grabadores más importantes de mitad y finales del siglo xviii, tras haber pintado el
escudo de la
Santa Faz de
Alicante. En este grabado aparece la Inmaculada enmarcada en una profusa rocalla rococó, muy propia del recurso estilístico vigente de la época de su ejecución (barroco tardío-rococó), el marco en la parte superior presenta una cartela con texto religioso en latín.