Agres aún conserva en perfectas condiciones un
lavadero público, al que todavía acuden algunas mujeres a limpiar su ropa. La luminosidad abrumadora del
verano ha dado paso a la quietud y templanza del
invierno, tan característico en
colores ocres, azules y grises. Nuestro
paseo por el
pueblo y el
Santuario ha estado acompañado por una brisa fría, una temperatura en torno a los 5º y el gorgojeo del
agua en sus
calles.