CORDOVIN: El embrujo de la noche de Reyes...

El embrujo de la noche de Reyes
duerme sosegado en mi memoria.
La almohada de aquellos sueños
era cómoda y acogedora.
Al calor de un ladrillo,
la emoción no se enfriaba.
La ilusión, en un zapato,
se aireaba en la ventana.
En papel de regalo envuelto,
el día despertaba ansioso.
Tras él la realidad asomaba:
Un detalle, un obsequio,
un afecto empaquetado.

Nacho.