Tras la primera Guerra Púnica se había establecido un tratado entre Roma y Cartago, por el que no se podía ejercer la influencia cartaginesa más allá del
río Ebro. Aníbal atacó Sagunto (ciudad al sur del río Ebro) y se precipitó la confrontación, desencadenándose la II Guerra Púnica (218-202 a. C). Aníbal decidió enfrentarse a Roma en su territorio e inició una legendaria expedición
militar atravesando los Alpes.