La fundación de
Cartagena se tradujo en la introducción en la Península de un verdadero concepto de ciudad, entendida como aglomeración con un ordenamiento político y una auténtica proyección urbanística, para lo que se había elegido un lugar cuyos rasgos respondían al modelo ideal de
paisaje urbano de los establecimientos púnicos. Aprovechando las inexpugnables defensas naturales que ofrecía la ciudad, Asdrúbal levantó un dispositivo defensivo, abrazando la ciudadela o acrópolis situada en el
Monte de la Concepción.