Durante el siglo XIV, el rey Pedro I de Castilla emprende la política de refortificar la ciudad con el fin de convertirla en
puerto pricincipal de la corona, continuando las obras en el
castillo de la Concepción. Pedro I de Castilla, llamado en la posterioridad «el Cruel» por sus rivales de la
casa de Trastámara y los nobles castellanos, que veían menguar sus privilegios durante su reinado, y «el Justo» o «el Justiciero» por sus partidarios, fue rey de Castilla desde el 26 de marzo de 1350 hasta su asesinato en 1369. Fue el último rey de Castilla de la Casa de Borgoña.