Y junto al
arte de la
pesca Bolnuevo, como otras aldeas, mantenía también la
tradición de las salazones y exquisiteces como la hueva, especialidades que se preparaban en la misma costa. Ya a mediados del siglo XX la pesca en la aldea se redujo considerablemente, y a finales de los sesenta Bolnuevo pasaba a ser un
pueblo costero abierto a las posibilidades el turismo y residencia vacacional, realidad que hoy día la convierte en una de las áreas litorales murcianas más atractivas gracias a sus numerosas calas.