El
Jardín de Convalecientes, también conocido como los Corredores del Sol, ocupa un
patio cuadrangular, cerrado en dos de sus lados por las galerías porticadas de la Botica. Era el lugar donde se recuperaban los monjes enfermos, dadas sus favorables condiciones ambientales, muy diferentes a las de los umbríos
claustros interiores del
monasterio.