MADRID Y SUS LAMENTACIONES
Se han vivido tiempos raros entre brisas de leyendas, pensaron que ciertos claros anularían las vendas. Fue tiempo de soñadores, muchos tomaban sus riendas, no supieron de razones y se buscaron sus sendas. La pandemia florecía con sus horas siempre tensas, y alguna gente creía el borrar penas inmensas. No se guardaron distancias, se sucedieron las fiestas, se vieron extravagancias, sin pensar en las urgencias. Hoy se llenan hospitales que no saben de comedias, y en las UVI, ven normales el pasar las penitencias. Madrid lo va presintiendo, sus casos suenan fatales, la Villa lo va sintiendo, sus muertos no son normales. El ayer le revisamos, sin mascarillas ni inventos, hubo humanos que pensamos que llegarían los muertos. Negaban esta pandemia, su mundo fue tan profano, que borraron la epidemia de nuestro sentir humano. Hoy les tenemos con miedo, ven el futuro temblando, aquellos dudosos credos hoy de cerca les notamos. Caminaron sin defensas, entre perros que ladraron, hoy vemos las vidas tensas, más a Madrid complicaron. Se pensaron salvadores de este tiempo mal llegado, más nunca serán señores con su sueño imaginado. Ahora que suenan lamentos, sobre pueblos confinados, sabrán que son sufrimientos en los hombres bien pensados. Madrid hoy viene notando, recordar viejos desmanes, que nadie les fue anulando riendo a ciertos refranes. La muerte va cabalgando sin avisar de su llanto, por detrás viene dejando el dolor y el desencanto. Las palabras quedan mudas cuando muere la esperanza, existen muertes absurdas que nos dan triste balanza. Hay mentes que van pensando, sin querer ver ignorancia, quizá se alejan temblando recordando la distancia. La esperanza no se muere, aunque no tengamos calma, el humano siempre quiere ver la salud que reclama. G X Cantalapiedra. 21 – 9 – 2020.
Se han vivido tiempos raros entre brisas de leyendas, pensaron que ciertos claros anularían las vendas. Fue tiempo de soñadores, muchos tomaban sus riendas, no supieron de razones y se buscaron sus sendas. La pandemia florecía con sus horas siempre tensas, y alguna gente creía el borrar penas inmensas. No se guardaron distancias, se sucedieron las fiestas, se vieron extravagancias, sin pensar en las urgencias. Hoy se llenan hospitales que no saben de comedias, y en las UVI, ven normales el pasar las penitencias. Madrid lo va presintiendo, sus casos suenan fatales, la Villa lo va sintiendo, sus muertos no son normales. El ayer le revisamos, sin mascarillas ni inventos, hubo humanos que pensamos que llegarían los muertos. Negaban esta pandemia, su mundo fue tan profano, que borraron la epidemia de nuestro sentir humano. Hoy les tenemos con miedo, ven el futuro temblando, aquellos dudosos credos hoy de cerca les notamos. Caminaron sin defensas, entre perros que ladraron, hoy vemos las vidas tensas, más a Madrid complicaron. Se pensaron salvadores de este tiempo mal llegado, más nunca serán señores con su sueño imaginado. Ahora que suenan lamentos, sobre pueblos confinados, sabrán que son sufrimientos en los hombres bien pensados. Madrid hoy viene notando, recordar viejos desmanes, que nadie les fue anulando riendo a ciertos refranes. La muerte va cabalgando sin avisar de su llanto, por detrás viene dejando el dolor y el desencanto. Las palabras quedan mudas cuando muere la esperanza, existen muertes absurdas que nos dan triste balanza. Hay mentes que van pensando, sin querer ver ignorancia, quizá se alejan temblando recordando la distancia. La esperanza no se muere, aunque no tengamos calma, el humano siempre quiere ver la salud que reclama. G X Cantalapiedra. 21 – 9 – 2020.