El declive del uso del
correo postal a finales del siglo XX fue haciendo poco a poco mella en las funciones del conjunto de
edificios, como consecuencia fue perdiendo protagonismo. En 1993 fue declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de
Monumento. A comienzos del siglo XXI se incorporó al patrimonio municipal y se convirtió en
centro cultural y sede del
Ayuntamiento de
Madrid.