LA HIRUELA

Habitantes: 56  Altitud: 1.257 m.  Gentilicio: Hiruelenses 
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Situación:

Municipio de la comunidad de Madrid, situado en el límite noroeste de la provincia, entre cerros y terreno quebrado de la vertiente Este de Somosierra, en la cuenca del río Jarama. Su extensión es de 17,2 kilómetros cuadrados y ocupa un terreno accidentado de la Sierra de Guadarrama, con los montes Calahorra y Sierra Concha y el Cerro de la Artillla. El Pico Porrejón alcanza los 1.827 metros.
El curso de agua más importante es el río Jarama que, en su tramo más alto, discurre por el norte del término. En el límite oriental discurre, por un valle encajado, el arroyo de Las Huelgas. Por otro valle encajado, en el centro del territorio municipal, corre el arroyo de la Fuentecilla, junto al cual se asienta el núcleo, unos 50 metros más alto de cota.
La villa de La Hiruela, que concentra la totalidad de la población, se ubica en la falda del alto de Bañaderos, rodeado por los Picos de Morra de la Dehesa y Cabeza del Burrial, con laderas de bosque de robledales en campos cercados, prados y monte bajo. El asentamiento está rodeado por el río Jarama al Norte, el arroyo de la Fuentecilla al Este y el arroyo de la Umbría, al Oeste. En su parte inferior hay una zona amplia de huertas cercadas.

Ayuntamiento:

C/ Enmedio, 11 - Tel.: 91 869 73 28

Monumentos:

- Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel, barroca, aunque remozada, pudo levantarse sobre otra anterior del siglo XVII. Es un edificio de mampostería y piedra con su espadaña proyectándose sobre el telón de fondo del cielo de la sierra. Presenta nave con arco triunfal de medio punto y coro en alto.

- Molino Harinero. Antiguo y totalmente restaurado, conserva su maquinaria original. Está muy cerca del casco urbano y hacia él lleva una agradable senda paralela al río Jarama, cuyas aguas aprovechaba para moler. Junto al molino hay un área recreativa con bancos y mesas.

- La Carbonera. Era el lugar donde los vecinos hacían el carbón vegetal para poder calentarse durante el invierno.

Fiestas:

- Fiestas Patronales. En el segundo fin de semana de agosto, organizando gran cantidad de eventos, entre los que destacan música, caldereta popular, actividades infantiles y subasta de palos de la Virgen y de las tradicionales rosquillas.

- Virgen del Rosario. A principios de octubre, se organiza cena y baile.

- Fiesta de la Recolección del Pero. El pero es una variedad de manzana que se caracteriza por su exquisito sabor y su agradable olor. Se cosecha desde mediados de octubre y hasta el Día de Todos los Santos y acaba de madurar en las casas. La Fiesta de la Recolección del Pero se celebra en otoño y es un homenaje a la tradición frutal de La Hiruela.

Historia:

No existe ningún dato sobre la fundación del pueblo ni sobre el origen de su nombre pero, posiblemente, como en el caso de los demás pueblos dependientes de Buitrago, el primer asentamiento se produjo entre los siglos XII y XIII, después de la Reconquista y época de repoblación de toda la zona. Con todos los demás pueblos de la zona pasó a pertenecer a los Mendoza desde 1368, integrando el Señorío de Buitrago.
Desde 1490, y debido a sus dificultades de comunicación con el resto de las poblaciones, gozó de cierta autonomía y tuvo fuero de Villazgo, y adquiriendo derecho a rollo o picota, y su cañada obtuvo el rango de Real, manifestando así su importancia ganadera. Conservó su derecho sobre pastos, aguas, carbón, caza y pesca durante los siglos XVI y XVII.

En 1751 habitaban el lugar 55 vecinos (220 personas). En esa época existían tierras de regadío para hortalizas, frutales y nogales, prados de regadío y secano, tierras de sembradura de secano, dehesas para pastos y leña, ejido para pasto, montes y tierras incultas. Se producía centeno, lino, linaza, hierbas, manzanas y cerezas. En cuanto a la ganadería, se daba la presencia de cerdo, buey, vaca, cabra y oveja. También se explotaban colmenas.
En esa época ya estaba consolidado el tejido urbano que se ha mantenido prácticamente sin variaciones hasta nuestros días.

A mediados del siglo XIX, La Hiruela tenía 30 casas, incluida la del Ayuntamiento, la escuela de instrucción primaria y la Iglesia Parroquial de San Miguel. Sus vecinos eran 32 y 128 los habitantes. Desde entonces la población ha ido disminuyendo progresivamente, sobre todo a partir de los años 60 del siglo XX, debido a la intensa emigración a Madrid.
Durante todo este periodo la economía tradicional del pueblo se vio afectada por los mismos condicionantes que el resto de la zona: extinción del Régimen Señorial, Desamortización, desaparición de la Mesta y crisis de la ganadería tradicional.

Actualmente, La Hiruela conserva un importante patrimonio etnológico y mantiene su tejido original sin actuaciones que lo degraden ni construcciones de segunda residencia fuera del casco urbano.

Las casas son marcadamente rústicas, de piedras superpuestas a seco y laja de pizarra y huecos mínimos para protegerse del frío invernal, con cercos de madera. Los balcones y dinteles de puertas y ventanas, son de madera de roble de los bosques del entorno, y los tejados, de teja árabe.
La Hiruela perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago, siendo cabeza del Cuarto de las Cuatro Villas eximidas (con Puebla y El Atazar).

HIRUELA (LA): v. con ayunt. de la prov., aud. terr. y c. g. de Madrid (16 1/2 leg.). part. jud. de Torrelaguna (3), dióc. de Toledo (30): SIT. entre varios cerros, en terreno en extremo desigual y áspero; le combaten con más frecuencia les vientos N., y su CLIMA frió, es propenso a reumas: tiene 30 CASAS inclusa la de ayunt. escuela de instrucción primaria común a ambos sexos, a la que concurren 5 niños que se hallan a cargo de un maestro dotado con 60 rs., y una igl. parr. (San Miguel) servida por un párroco cuyo curato es de entrada y de presentación en concurso: en los afueras de la pobl. se encuentra una ermita (San Roque) sit. en la falda de un cerro. El TÉRM. confina N. Cardoso; E. Colmenar; S. Puebla de la Mujer muerta, y O. Montejo de la Sierra: se encuentra en él algo de monte, y varios árboles frutales, y le atraviesa por el lado E. de la pobl. el r. Jarama el que desemboca en el Tajo: el TERRENO es malo, frío y lleno de peñascos, cuyas largas vetas cruzan sus cerros, CAMINOS: los que dirigen a los pueblos limítrofes en mal estado: el CORREO se recibe de Buitrago por los que van al mercado, PROD.: centeno, algunas legumbres, frutas y leños para carbón: mantiene ganado lanar fino, vacuno, y de cerda; cria caza de conejos, perdices, jabalíes, corzos y lobos; y pesca de truchas, POBL.: 32vec., 128 alm. CAP. PROD.: 745,396 rs. IMP. 30,369. CONTR. 9'65 por 100 de su riqueza.
* Diccionario geográfico - estadístico - histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz. Madrid, 1848.

Su nombre, según el prof. Guillermo Tejada, sería un hidrónimo prelatino de origen indoeuropeo, traído seguramente (?) con la reconquista y repoblación medieval. Desde "Iruela", diminutivo de "iru" -del grupo hidronímico "ara/era/ira/ora/ura"-, "corriente de agua/río", con el significado de "río pequeño" o "arroyo" (junto al-). (El "La" y la "H" inicial son añadidos claramente romances o castellanos).

Turismo:

Merece la pena acercarse hasta La Hiruela, fin de la carretera M-137, que viene de Montejo, para disfrutar de sus excelentes panoramas y el hermoso conjunto de arquitectura popular serrana.
Remota, aislada, en límite noreste de Madrid con Guadalajara. La Hiruela ha conservado sus valores tradicionales y hoy es un lugar de atracción turística con un desarrollo urbanístico respetuoso con el medio. Sus calles, solitarias entre semana, adquieren vida en días festivos y meses de vacaciones. Un buen restaurante abierto los fines de semana, atrae a los aficionados a la gastronomía.
A la llegada se abre un amplio mirador con vistas a la extensa dehesa y la agreste Reserva de Caza del Sonsaz.
Un reguero que baja en risueña cascada desde la ladera, recorre las calles de La Hiruela, en las que se amalgaman viviendas, huertas y corrales para el ganado. Las dos calles principales, Pilón y En medio, confluyen en la plaza Huerta de los Pastores, con balconada de granito y adornos de aire herreriano, construida en la posguerra.
Su trama urbana es de gran sencillez, como resultado de la principal preocupación de abrigarse de los rigores del clima, con la progresiva edificación de construcciones compactas, cerradas al exterior, apoyándose las unas en las otras a lo largo de dos calles principales, compartiendo medianeras. Se dejan algunos entrantes a las huertas o caminos que conducen a prados y sembrados. Por estos espacios libres pasan las regueras, encauzando el agua de los manantiales que nacen por encima del pueblo.
El Museo Etnológico de La Hiruela recrea el interior de una casa del pueblo y muestra aperos de labranza y otros utensilios.