HUMERA

Habitantes: 642  Altitud: 640 m. 
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Situación:

Separado de Pozuelo de Alarcón por el Campús de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid.

Ayuntamiento:

Pertenece al municipio de Pozuelo de Alarcón.

Costumbres:

Es un barrio con numerosos restaurantes. También es conocido por ser el lugar de fiesta de los estudiantes del campus de Somosaguas de la universidad Complutense, que se encuentra a pocos metros del pueblo.

Historia:

Hace muchos años que el pueblo tuvo "importancia", o fue importante, como nos contaba mi padre y a él el suyo, al igual que a éste el propio, pues ciertas cosas se han transmitido de padres a hijos, al no encontrarse por ningún lado historia fehaciente escrita. Al parecer la importancia se debía el pueblo tenía horca; tuvo horca hacía ya años, pues ni mi padre la conocí ni el suyo.

Lo que sí se sabía es dónde estuvo enclavada; en un cerro que quedaba a la derecha, al cruzar la carretera de Aravaca a Carabanchel -la actual-, según se va desde la Estación y poco antes de la entrada del pueblo. A pocos metros de allí nací yo, en una casa que había donde hoy, o ayer, quedaba un solar y se utilizaba de "campo de fútbol".

La plaza era amplia y despejada, teniendo dos entradas. Entrando por la de arriba, al bajar de Somosaguas, se encontraba una vaquería; enfrente, la iglesia y una casa señorial; a la izquierda quedaba otra casa señorial y entre las dos esquinas partía la carretera, o camino, que iba hacia la Casa de Campo; más a la izquierda y haciendo calle con la otra entrada, o salida, de la plaza, se encontraba otra casa grande y en sus bajos, en la esquina, el bar de Nuñez. Entre las dos calles, cerrando el lateral que nos queda por mentar, se encontraba la "Casa Consistoria" o Teniencia de Alcaldía, que no recuerdo cómo rezaba el cartel que había entonces en su fachada (años 50/60 del S XX).

Hasta hace unos cuantos años, se celebraba la festividad de San Gregorio -patrono del pueblo que fue y tanto entonces como hoy lo es del barrio-, con una romería a la que acudíamos gentes de todas partes de Pozuelo, y de todas las edades, y se bajaba a merendar en familia a "la pradera", junto a una fuente que había en un barranco, a la entrada del pueblo, a la izquierda, al cual se bajaba por una cuesta escalonada con palos, que partía por la parte de atrás de lo que fue la escuela que quedaba junto a la carretera de entrada, muy cerca de la plaza.

Tampoco faltaba en la feria el clásico tiovivo; el fotógrafo de cámara antigua y el de la moderna. Ésta la manejaba Gabriel, que era el fotógrafo "oficial" de Pozuelo por aquellas fechas.

En el centro de la plaza se colocaba el tronco pelado, y liso, de un alto pino, al que le untaban grasa. En lo alto, en unas pocas ramas cortas que le dejaban sin podar, ataban unas naranjas y todo el que quisiera podía probar suerte subiendo a cogerlas, si es que lograba hacerlo con el impedimento de la garsa.

El bar de Nuñez, creo que el único bar que había entonces en el pueblo, se ponía a rebosar, ni los más pequeños podíamos acercarnos al mostrador, metiéndonos por entre las piernas de los mayores, para comprar las gaseosa que nos tomáríamos con la merienda y en familia en la pradera.
A pocos metros de la esquina del bar partía la bajada a la pradera y allí es donde nos esperaba la familia, padres, hermanos, tíos y primos -en lo que unos cuantos primos bajaban a "coger sitio"- para en cuanto salíamos con la bebida bajar todos a comer. Se comía -de esa forma se decía al almuerzo-, se merendaba. La cena se hacía en la plaza y el que cogiera silla y mesa, tan a gusto, el que no, donde podía se sentaba.

La noche la amenizaba la "Orquesta de Chumillas" -autóctona de Pozuelo-, durante el baile que se celebrba en la plaza después de que hubiésemos cenado todos; integrantes de la orquesta incluidos.

HUMERA: v. con ayunt. dé la prov., aud. terr. y c. g. de Madrid (1 1/2 leg.), part. jud. de Navalcarnero (5), dióc. de Toledo (11): SIT. en un hondo, la combaten los vientos N. y O. y su CLIMA es sano: padeciéndose por lo común algunas tercianas: tiene 19 CASAS inclusa la de ayunt., cárcel, un palacio llamado de Sumasagua, escuela de instrucción primaria común a ambos sexos: a la que concurren 12 alumnos que se hallan a cargo de un maestro dotado con 1,100 rs., una fuente de buenas aguas, de las que se utilizan los vec. para sus usos, y una igl. (Sta. María Magdalena) servida por un párroco, cuyo curato es de entrada y de patronato del Estado; hay una capilla en el citado palacio de Sumasagua, cuyo Patrono es el barón de Eróles. El TÉRM. confina N. Aravaca a 1/2 leg.; E. Madrid a 1 1/4; S. Carabanchel a 1, y O. Pozuelo a 1/4; se encuentran en él 7 casas de los Meaques, propias del hospital general de Madrid, algún viñedo y varias fuentes entre las cuales hay algunas de agua mineral, y le atraviesa un arroyo que pasa bañando la v. por la parte del O., y desagua en el Manzanares junto a la Casa de Campo, propia de S. M. El TERRENO es de mediana calidad para semillas, y bastante bueno para legumbres y vino, CAMINOS: los que dirigen a los pueblos limítrofes en mal estado: el CORREO se recibe de Madrid por Aravaca; los jueves y domingos, y salen los miércoles y sábados, PROD.: cereales, toda clase de frutos y vinos: mantiene ganado lanar y vacuno; y cría caza de conejos y perdices, IND.: la agrícola, un molino harinero de viento; un pozo de nieve y un tejar: el COMERCIO está reducido a la exportación de los frutos sobrantes, y a la importación del aceite, pescado y los géneros necesarios para el vestir, POBL.: 8 vec., 32 alm. CAP. PROD.: 1.359,813 rs. IMP.: 49,568. CONTR.: según el cálculo general y oficial de la prov., 9'65 por 100.
* Diccionario geográfico - estadístico - histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz. Madrid, 1845.

Fue allá por el 1952, frisando yo por mis 17, cuando llegué a Húmera desde el contiguo Pozuelo. Qué pueblo, qué maravilla de nada! mas era un paseo soleado y semanal tras intensos estudios escolásticos en latín impartidos. Eramos un puñado de jóvenes pueblerinos mayormente norteños, aguerridos y ensotanados; ¡grajos, grajos! nos gritaban algunos guajes desde un altozano para azuzarnos pero nosotros, advertidos, les poníamos oidos penicilínicos. Deambulando por sus pinares colindantes una tarde encontramos una bomba de pesado metal, ah! ah! ésta es de la guerra, nos dijo el hermano Tacoronte, un adusto canario que era nuestro monitor ya mayor. Hay que deshacerse de ella, puede estallar, puede estallar, vamos, vamos y al poco de cargarnos con el pesado proyectil, encontramos un profundo pozo seco en medio de los pinos de chirriantes cigarras, y allá la tiramos esperando a que pudiera reventar, pero no pasó nada y allí estará todavía. El pueblecillo seguía igual o quizá más disminuido, que el arriba descrito, por la reciente refriega incivil. Arsenio Rey Tejerina, abril 20, 2018