Rubén Darío
A Juan Ramón Jiménez
¿Tienes,
joven amigo, ceñida la coraza
para empezar, valiente, la divina pelea?
¿Has visto si resiste el metal de tu idea
la furia del mandoble y el peso de la maza?
¿Te sientes con la sangre de la celeste raza
que vida con los números pitagóricos crea?
¿Y, como el fuerte Herakles al
león de Nemea,
a los sangrientos tigres del mal darías
caza?
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