Se tiene noticia de la evolución de la
catedral y sus distintas etapas de construcción a partir del año 1015 en que se hallaba en estado lamentable y ruinoso. El obispo Pedro Roger (hijo de Roger II de Cominges, conde de Carcasona), y hermano de Ermesenda de Carcasona, condesa de
Barcelona y de
Gerona, se ocupó de llevar a cabo las reparaciones importantes en los muros y en las cubiertas de madera. Para hacer frente a estos gastos vendió a su cuñado el conde de Barcelona Ramón Borrell la
iglesia de
San Daniel por la que recibió 100 onzas de oro. Cuatro años más tarde, en 1019, se dotó al
edificio de manera generosa, con lo que pudieron iniciarse las obras de un
claustro y sus dependencias, ampliándose en 10313 y en 1064, siempre en estilo
románico.
Se hicieron también obras renovadoras en la cabecera de la iglesia que se consagró nuevamente en 1038. De esta fecha datan dos obras importantes que probablemente proceden de los talleres del Rosellón: la cátedra episcopal y el ara del
altar que además se vio lujosamente revestida de oro gracias a un legado especial de la condesa Ermesinda, de 300 onzas de oro. 4 El
patio o primitivo claustro se fue transformando durante el siglo XII. En 1081 se había empezado a construir la
torre-
campanario que recaía sobre el lado sur del claustro y que fue terminada en 1117 a partir del segundo piso.