Es curioso. Leyendo a Gloria (también me ha pasado leyendo a Fraguas), tengo la sensación de que nuestras vidas, monótonas y grises, están sustentadas a base de recuerdos. En realidad... sólo somos recuerdos. Era aquel el país del no-do, un país en blanco y negro, de sabores fuertes, de olor a jabón lagarto, a campo... olor a hierba mojada cuando llovía. ¿No os pasa a vosotros? El olor que hay en un aula de niños pequeños es el mismo en todos los sitios... olor a niño pequeño, a colonia Nenuco, flequillo
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Patxi, ha sido precioso todo lo que nos has relatado. Ha sido un
paseo por nuestra niñez, dónde nos has hecho recordar un
camino vivido y que fue maravilloso. Cierto todo lo que dices, así era la vida en ese momento y decir que eramos muy, muy..
felices. Teníamos todo lo que necesitabamos y al alcance de la mano y sobre todo, una
familia en la cual estaban todos.... todos. Y lo que más abundaba era mucho cariño y amor por parte de ellos, no nos falto núnca.