VIDE DE ALBA: La Fiscalía recibe una segunda denuncia por posible...

La Fiscalía recibe una segunda denuncia por posible robo de otra niña en el Clínico
La madre afirma que la recién nacida estaba «sana, vivió varios días junto a su hermana melliza, nadie me dijo de qué murió y no me la dejaron ver»
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Herminia con la foto de su hija pequeña, que nació con parecido a la que busca.
Foto Javier de la Fuente
MULTIMEDIA
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SUSANA ARIZAGA Una madre zamorana denunció ayer ante la Fiscalía Provincial el posible robo de su hija recién nacida en el Hospital Virgen de la Concha a los cuatro días de dar a luz a dos mellizas, el 25 de julio de 1962, es el segundo caso que llega a manos del fiscal jefe, Rafael de Vega Irañeta, que investiga ya otro en el que habrían desaparecido dos hermanas nacidas en octubre de 1966 también en el Clínico.

Un certificado del Registro Civil recoge el nacimiento del bebé, supuestamente muerto, como un «alumbramiento abortivo», anotado el uno de agosto de 1962, uno o dos días después de que una monja del hospital comunicara a los padres, vecinos de Vide de Alba, que una de sus niñas había muerto. La mala noticia no pudo corroborarse: «A mí no me la dejaron ver cuando lo pedí; y a mi marido y a una cuñada que vinieron del pueblo para enterrarla, tampoco; no la vimos muerta», explica Herminia Alonso todavía rota por el dolor. «Les dijeron que para qué querían verla y que no fueran al entierro, que ya se encargaban ellos, que no iban a ver nada. Entonces, ¿quién decía nada?», lamenta ahora esta mujer cuyo mayor deseo ahora es encontrara a aquella hija, «saber que no está mal, que quien la haya tenido no la ha dado mala vida».

Los jóvenes padres, primerizos, ilusionados con el nacimiento de sus niñas, que supieron que eran dos ya en el parto, «nunca lo creímos porque estaba en condiciones». Herminia, de 82 años, está convencida de que es imposible que falleciera porque ella misma comprobó que estaba «en perfecto estado» durante los días en los que permaneció en el Clínico y se las llevaban a la habitación, «la tuve en brazos, como a ésta -señala a la otra melliza-, daba gusto verlas a las dos, limpitas...».

La última vez que la tuvo en su regazo fue el día anterior a su supuesto fallecimiento, una tarde. «A la mañana siguiente me dicen que había muerto sin darme razones». María Antonia Fernández, la otra melliza nacida el 25 de julio en la capital en «un parto normal», relata cómo «cuentan que una prima que vivía en Zamora, que conoció a mi hermana porque iba al hospital a visitarnos, decía: « ¡con esta carita tenemos que llamarla Marisol...!»». Era una niña «de tres kilos, morena, sonrosada y sana», afirma su madre con voz entrecortada por la angustia y la pena que han ensombrecido su vida durante estos 49 años de ausencia.

La pregunta es inevitable, « ¿cómo iba a morir a los cuatro días de nacer totalmente sana?». Nadie les indicó nunca que la recién nacida, con el mismo peso que su hermana melliza tuviera ningún problema de salud. Herminia ya no puede precisar el tiempo exacto que transcurrió entre el parto y la supuesta muerte de la pequeña, ha pasado tiempo y el mazazo «fue tremendo». Las lágrimas y la angustia, todavía intacta, obligan a interrumpir la entrevista varias veces para que esta anciana que busca desesperadamente a su hija pueda respirar hondo, beber agua y continuar su relato. «Mi niña estuvo tres o cuatro días viva sin ningún problema; ¡tenía los ojos más vivos!».

María Antonia no olvida los comentarios recurrentes de la familia, las múltiplas veces en las que ha oído que su hermana era muy bonita, «con un parecido tremendo a mi padre y a mi otra hermana, Mari Carmen, la que nació seis años después. Por eso queremos que salga la fotografía de mi hermana pequeña en el periódico, por si Marisol la ve y se parecen», por si alguien la conoce y puede darles alguna pista que descubra dónde se encuentra. Solicitan la colaboración de todo aquel que pueda aportar algún dato, «el médico que me atendió en el parto, Ezequiel Hidalgo Carbajo, ya murió», pero quizás la monja no. Tal vez exista algún hilo del que tirar.