VENIALBO: La resurrección también llega al campo...

La resurrección también llega al campo
Las últimas lluvias, que han dejado en la provincia entre 30 y 40 litros por metro cuadrado, alivian la situación de los cultivos aunque los agricultores aseguran que son insuficientes
18:51

La resurrección también llega al campo
IRENE GÓMEZ El agua ha cambiado la cara del campo. Con una media de 30 a 40 litros por metro cuadrado en la provincia las últimas lluvias, que han coincidido con los días grandes de la Semana Santa, han supuesto todo un alivio a la angustiosa situación que estaba generado tan excepcional sequía. «Así el campo va a alta velocidad» manifestaba ayer Honorio Valdunciel desde Villabuena del Puente. Porque agua y calor, como transcurrió este lunes de Pascua, es una combinación fabulosa para que el fruto «vaya como un tiro» observa Luci Piedra, agricultor de Venialbo, donde los 37 litros que él ha contabilizado han dado la vida a unos sembrados sin alma.
Ayer daba gusto contemplar el campo, a los agricultores como que les había cambiado el semblante. «Parece mentira cómo ha cambiado en apenas cuatro días; lo que tiene que ser la sed y el hambre» se cuestiona Vidal Casado, agricultor y ganadero de Venialbo. Aún tiene que llover más, observan todos, pero desde luego este agua ha sido una bendición después de un invierno completamente anormal. «Si no continúan las lluvias en el mes de abril no se resolverán los efectos de una sequía sin precedentes en los últimos 70 años», alertaba ayer el sindicato agrario Coag Zamora.
«La lluvia ha llegado a tiempo porque con el frío mucha parte del cereal no ha vegetado y eso es lo que nos ha salvado» opina Valdunciel después de inspeccionar los efectos de las precipitaciones que en la comarca de La Guareña han registrado entre 30 y 40 litros. «La última vez que tuvimos una sequía grande en Semana Santa se puso a llover y se enderezó la situación» recuerda este agricultor de Villabuena, para quien «tienen que caer todavía 80 litros repartidos porque con menos mengua la cosecha».
Desde Villanueva del Campo Manuel Febrero asegura que los 31 litros caídos en el municipio han venido «como anillo al dedo», sobre todo para las tierras de barbecho que no han sufrido tanto y con la lluvia y el calor germinarán a toda máquina. «Las perspectivas parecen buenas, he mirado internet y da más agua», comenta esperanzado.
Después de meses de padecimientos las gentes del campo empiezan a ver la luz aunque la incertidumbre sigue ahí. En los regadíos porque «para cultivos tan emblemáticos en nuestra provincia como el maíz, si bien la situación de los embalses puede mejorar, si no sigue lloviendo con abundancia no será suficientemente significativo» apunta Coag. Y en el secano «porque se necesitarían abundantes lluvias y temperaturas adecuadas para revertir la situación grave de sequía».
Vidal Casado da la bienvenida a esta casi milagrosa borrasca que por sus cuentas ha dejado 31 litros en Venialbo, pero de la misma forma admite que «alrededor del 35% de la cosecha no vuelve». Especialmente dañina ha sido la falta de agua para los pastos y forrajeras, que están «muy sacudidos» y será una puntilla para los ganaderos. En su caso compatibiliza tierras y vacas. Y así como a éstas últimas «les debo todo lo que tengo», Vidal cuenta que «los últimos cuatro años han sido fatales; es mejor no echar cuentas con el ganado porque no salen». Otra cosa es el campo, una buena parte todavía recuperable. «Es increíble lo que han aguantado las plantas», se admira este profesional que también es secretario de la cooperativa Cobadu. «Con esto que ha caído tenemos para 15 ó 20 días y con otro tanto de agua más adelante en esta zona podemos salvar el año».
Más afortunados han sido en la comarca de La Guareña. David García, joven agricultor de Villabuena del Puente, contabiliza entre 40-45 litros por metro cuadrado. Y «muy bien caídos, no han sido aguaceros fuertes y ha filtrado muy bien en la tierra» y le ha permitido aprovechar la humedad para tirar el abono mineral. Otro efecto fundamental de la lluvia es que los agricultores dejan de regar con todo el ahorro que supone no encender el motor o el sondeo cuando la luz y los combustibles están por las nubes.
«Si en diez días vuelve a llover pero poco a poco como ahora, nada de nublados, esto pega un cambio tremendo» vaticina Luci Piedra. «Excepto algunos corros que se ven completamente secos, la raíz ha aguantado bastante bien y el agua ha llegado en el momento más necesario». Lo cierto es que esta Semana Santa no ha dejado indiferente a nadie. Fastidiosa para las procesiones y bienvenida para el campo. «Hay que pensar que el agua no es solo para los agricultores; son los manantiales, los ríos, los embalses... Influye en muchas cosas» expresa este profesional de Venialbo. Luci Piedra estaba especialmente preocupado con el viñedo porque «la viña lo que quiere es agua de invierno y lo que ha caído es escaso, tiene que llover más».
Una valoración similar a la que realiza Coag «para garantizar que la humedad llegue hasta las raíces más profundas».
El sindicato agrario apunta que las lluvias también permitirán realizar labores de preparación del terreno en los barbechos y, si se generalizaran en el mes de abril, «posibilitarían el cultivo de girasol en secano en condiciones adecuadas». Respecto a los pastos y forrajeras, «existen pérdidas acumuladas ya irreversibles, pero si persistieran las lluvias y a temperaturas adecuadas, puede producirse el retoño de los mismos y con ello una recuperación parcial para su aprovechamiento ganadero».
La conclusión es clara. Ha llovido pero no lo suficiente. El mundo del campo sigue mirando al cielo, también a internet, y una vez vaciados los pluviómetros, a la espera de que vuelvan a recoger agua.