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QUIRUELAS DE VIDRIALES: MIRA AL CIELO...

MIRA AL CIELO

Te recomiendo que mires al cielo sobre todo en las noches de verano. Mirar al cielo en Quiruelas tanto de día como de noche es un privilegio. De noche, cuando el cielo está rabiosamente despejado, raso, estrellado, se ven tantas estrellas juntas, que parece que se van a caer. Se ve la Vía Láctea o Camino de Santiago, la Osa Mayor, Osa Menor, la Piña, el Lucero del Alba y otras muchas estrellas que no sé nombrar. Dejaremos este detalle para los expertos astrónomos. Cuando paseas por las calles y vas por el camino de El Redondillo dirección al campo de fútbol, es impresionante ver el firmamento. Eso las noches que no hay luna, porque cuando hay luna llena, se hace completamente de día. Dicen los mayores que antiguamente cuando iban a regar con luna llena daba gusto porque se veía como si fuera de día. Y es cierto. La sombra que proyecta el cuerpo sobre el suelo, es como si del sol se tratase. Es impresionante y bien merece la pena fijarse. A lo mejor, los lugareños están tan acostumbrados, que ya no reparan en estos pequeños detalles. Pero para los que vivimos en grandes urbes donde la polución lumínica es tan intensa que impide ver más allá de las farolas y la polución atmosférica lo invade todo, es cuanto menos, llamativa la experiencia. Durante el día cuando el cielo está totalmente despejado y no se divisa ni una nube en el horizonte, de pronto comienzan a salir numerosas nubes alargadas que incluso llegan a tapar el sol dependiendo de las condiciones atmosféricas. No son nubes al uso, sino la estela de humo que dejan los aviones a reacción o propulsión a chorro que atraviesan el cielo de Quiruelas. Son tantos los aviones que pasan, que un día despejado lo convierte en nublado. Este fenómeno de la estela blanca ocurre frecuentemente en aviones a reacción que vuelan a gran altura y velocidad porque las turbinas de los motores a reacción de esos aviones emplean como combustible queroseno, que una vez que se quema en la cámara de combustión libera un residuo gaseoso que tiende a expandirse al salir despedido por la parte trasera del motor. A 10 mil metros de altura, con una humedad relativa circundante alta y con una temperatura externa de 50 grados bajo cero, el gas caliente que sale de la turbina, al ponerse en contacto con el aire frío de la atmósfera, se enfría bruscamente, dando lugar a la aparición de una estela de vapor de agua cristalizado. Esa estela se puede ver desde la Tierra como una nube blanca, de forma alargada, que sigue la trayectoria que lleva el avión. Cuando la humedad relativa es alta, la estela se mantiene en el cielo por más tiempo que cuando es baja. En este último caso la estela tiende a desaparecer con mayor rapidez. Fijaros y lo comprobaréis. Es que por encima de nosotros pasa una gran línea aérea transoceánica que une el continente americano con el europeo y viceversa. Este verano le hacía yo esta observación a un familiar y se quedó totalmente sorprendido al comprobarlo. A veces ocurre que, pequeños fenómenos pasan tan cerca de nosotros, que no somos capaces de detectarlos. Así que ya lo sabéis; es conveniente de vez en cuando mirar “parriba”. €1000io